Pedro Cardeñosa
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LA ANOREXIA DESDE LA ANOREXIA
(colaboración de Marta)
“La ignorancia es muy atrevida” dice el sabio refranero. Hasta hace poco, se decía de la anorexia que era “una enfermedad de niñas caprichosas que se quita con dos guantazos”. Poco a poco, el Homo Sapiens Sapiens fue triunfando sobre las reminiscencias del Neandertal (que aún sobrevive en nuestra sociedad) y se tomaron medidas en la conocida “Pasarela Cibeles”; en la publicidad donde aparecen chicas normales, en las reivindicaciones sociales de la mujer negando su etiqueta de “objeto de deseo”, etc.
Las nuevas generaciones heredan, no sólo una Tierra sucia y mal cuidada, sino que, también, asumen el desconocimiento y la ignorancia social basada en la cultura machista cuya carga arrastrarán durante dos generaciones más.
Sirva como muestra la descripción que una chica, con altas capacidades intelectuales, hace de su propio “problema” generado por la crueldad de los cachorros humanos educados desde un régimen de ignorancia, desidia y sentimiento de culpa: “La anorexia se describe como un trastorno alimentario, ya que origina una gran disminución de peso. Estas personas tienen miedo a coger peso y a engordar y restringen mucho la comida. La situación familiar es desesperada, impotencia al no saber cómo actuar ya que, a causa de esto, se producen muchas discusiones, enfados; incluso peleas y más...
Siempre se ha dicho que esto es una tontería, pero porque no lo han vivido. Sólo quienes viven esto saben el sufrimiento del día a día.
Otro problema es que los familiares, a veces, no te entienden y tú te sientes incomprendida, te alejas y te cierras en otro mundo como un pozo oscuro sin salida. Esto lleva a que tú misma provoques y sientas que nadie te quiere, que desean lo peor para ti… ¿por qué me pasa esto?...
Yo siempre digo que hasta que una persona anoréxica, u otro problema, no reconozca que lo tiene, no se puede curar. Es muy difícil salir de esto. Se necesita ayuda psicológica pero, sobre todo, y es lo más necesario: ayuda por parte de los familiares, que son los que tienen que soportar todo lo que pasa (ver cómo su hija/o se derrumba y se mata él solo cada día que pasa… ver cómo tira la comida…)
Pienso que esto debe ser muy duro pero que nada es imposible y que, de todo, con fuerza y ganas, se puede salir. Mi consejo sería que pidan ayuda a sus familiares y especialistas y que ellos mismos quieran curarse para poder ver la vida de otra manera y ser más felices”.
Marta tiene 16 años… Nada más que añadir.












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