EPÍLOGO


 
Aviso a los lectores de que este no es un artículo de opinión sino un resumen de mi propia experiencia vivida en este mundo de la palabra escrita. Desde que empecé a escribir en Rotaaldía.com hace tan solo 8 meses hasta este momento en el que dejo de hacerlo 30 artículos más tarde.

Fue una mañana del pasado mes de diciembre cuando contacté con el periódico para expresar mis deseos de publicar unos escritos que aspiraban a ser poesía. Aún recuerdo la agradable sorpresa que me supuso reconocer la voz de Herminia al otro lado de la línea, pues hasta ese momento, yo desconocía quienes eran los gerentes de la publicación digital. Tras remitirla a mi blog "Ser humano y no morir en el intento", me propuso colaborar semanalmente y así lo hice. Sumido en los temores y las dudas que implica todo nuevo desafío y tras pensarlo detenidamente; al final accedí. Al principio sin estilo propio y haciendo camino al andar, como diría Machado, me embarqué en esta pequeña aventura que de forma inesperada ha resultado ser enormemente satisfactoria. Con el único objetivo de aprender a expresarme correctamente y sin más remuneración que el propio crecimiento personal, fui poco a poco superando el complejo de haber sido evaluado en el instituto como “muy deficiente” en lengua castellana.

¿Y la foto del perfil? No ha habido un solo familiar o amigo que no me haya dicho que tendría que haber puesto otra foto. Elegí la foto por varios motivos: el primero porque me apetecía...el segundo para poner a prueba la falta de censura que me ofrecía el periódico y el tercero porque era lo contrario de lo que se esperaba que hiciera (algo que siempre me pareció de lo más divertido). Además, ¿como temer a lo que piensen de mi imagen cuando iba a desnudar mi alma exponiendo públicamente mis pensamientos durante 30 semanas?.


 
Más tarde, artículo tras artículo me fui marcando como objetivos la diversidad, el contraste entre el lenguaje coloquial y el que se espera de un columnista, además de la originalidad a la hora de enfocar los temas. Objetivos que los lectores sabrán si han sido o no superados, pues no me toca juzgarlo a mi. Aunque si hago balance de los comentarios que algunos de vosotros habéis publicado cada semana, el sabor que se me queda en la boca es mucho más dulce que amargo. Gracias a los comentarios de personas como Vicenta y Rosa María Castellano entre otras, he saboreado el respeto mutuo entre desconocidos, algo tan necesario en estos tiempos en lo que recibir los “Buenos días/tardes/noches” por la calle es cada vez más difícil.

No voy a despedirme sin desvelar los motivos que me llevan a tomar la decisión de no continuar escribiendo, pues por alguna extraña razón me siento comprometido a hacerlo. La crisis ha alcanzado a la empresa en la que trabajo y tengo que dedicar todas mis energías a encontrar empleo. Por otro lado, cada vez me cuesta más encontrar temas sobre los que escribir y empiezo a verme “forzado a buscar” cosa que me parece una absoluta gilipollez y que de ningún modo permitiré que derive en artículos monotemáticos y soporíferos.

Para terminar este aburrido manifiesto. Quisiera dar las gracias a los lectores que me apoyaron y a los que no, pero sobre todo a Rotaaldia.com y a sus gerentes Herminia y Carlos por haberme cedido (siendo un desconocido para ellos), una habitación en esta magnífica casa; a la que quizás vuelva en otra temporada, pues como buenos anfitriones me dejan la puerta abierta.


Gracias a todos y a otra cosa mariposa...



                                                                                                                       David Gasca Fuentes