Aunque la tarde no era agradable del todo, con un fuerte viento de levante, la Cruz de Mayo se ha encargado con su salida de convertir esta jornada en un atractivo para muchos roteños que han salido a la calle a ver en persona la estampa singular que esta cita, que es toda una tradición en el calendario local, ha dejado un año más.

Desde la capilla de la Caridad partía este año el cortejo formado por una veintena de niños vestidos de calle y alguna flamenca portando flores y varas precediendo al paso de la Cruz de Mayo, ornamentado para una ocasión tan especial como esta. 

37 años se han cumplido en este 2022 de esta tradición que tiene detrás el respaldo de la Asociación de la Cruz de Mayo del Casco Antiguo, con veteranos cofrades que ponen su tiempo a disposición para que pequeños costaleros sobre todo, disfruten de esta experiencia en la que son los verdaderos protagonistas. Y es que si algo llama la atención de la Cruz de Mayo  en la calle, es el papel que desempeñan los niños, de entre 8 y 12 años, que se meten bajo el paso para portar la cruz o los que hacen de capataces que con brío dan órdenes a la cuadrilla. 

Un par de horas aproximadamente ha estado el cortejo por las calles del casco histórico acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores de la Asociación Musical Ruiz-Mateos que ha puesto los acordes a una salida que desde el principio, ha estado arropada por muchos ciudadanos. 

Aunque es fundamental que los niños se animen a participar para que el cortejo luzca más largo, ya que de unos años a esta parte ha perdido algo de participación, es cierto que la Cruz de Mayo sigue siendo un evento que sigue teniendo seguidores en la calle.

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