La pereza es la negligencia, astenia, tedio o descuido en realizar actividades calificada en muchas religiones, en especial en el cristianismo, como un vicio capital, ya que genera otros pecados como la tristeza o la depresión. Muchas personas se hacen algunas preguntas como, ¿por qué soy tan perezoso? ¿Es esto bueno? Y aunque no haya una única respuesta válida puede deberse a varios motivos.

Para empezar, la pereza nunca suele ser buena, ya que es un arma muy efectiva para no lograr objetivos. Muchos de los casos de pereza se debe a la falta de objetivos que estén dentro de sus posibilidades. Muchas personas se proponen objetivos inalcanzables, y al verlos tan lejos, dejan de luchar por ellos, y ahí es donde surge la pereza.

Estudios afirman que vaguear, holgazanear o tomar largos tiempos de descanso no es siempre negativo. Este reposo puede optimizar la hormona de crecimiento en los adolescentes o también, esta falta de ganas les hace ser altamente eficientes realizando sus tareas en el mínimo tiempo posible.

Uno de los principales motivos de esta pereza es el estilo de vida que se lleve, una dieta pobre, beber demasiado alcohol y la falta de sueño de buena calidad pueden hacer que se sienta cansado y desmotivado. El estrés también puede causar un sueño deficiente, lo que a su vez puede hacer que se sienta agotado y sin motivación.

La pereza en la mayoría de ocasiones limita a lograr objetivos y a no llegar a ellos aunque también posee algunos puntos positivos como la gran eficiencia de estas personas indolentes.

Luis Jurado Alonso