El tiempo no daba buenas previsiones y de hecho, a las cuatro y media de la tarde comenzaba a llover en Rota por lo que empezaba a barajarse la posibilidad de no poder salir este año. Sin embargo, la Hermandad del Amor tenía claro, como su hermana mayor manifestaba a Rotaaldia.com sobre las seis de la tarde, que si a la hora de la salida no estaba lloviendo, la decisión estaba tomada. Habría Amor y Esperanza en la calle este Lunes Santo.

Lo que no se preveía es que la salida procesional fuera tan corta y el varapalo de la lluvia cortara en seco la ilusión y las ganas. Unos 40 minutos estuvo el cortejo en la calle, de hecho, casi ni se completó porque las primeras gotas pasadas las siete y media de la tarde, con el Santísimo Cristo del Amor ya en la calle y enfilando el Pasaje del Padre Juanito, se tornaron goterones que empezaron a caer con mayor intensidad, tanta, que el paso de Nuestra Señora de la Esperanza del Calvario que estaba aún terminándose de montar tras haber salido por el arco de la puerta de la parroquia, no se terminó y hubo que proteger la imagen de la virgen con un plástico. Enseguida, y aunque había ganas de que aquello fuera una nube pasajera, las peores previsiones se cumplieron y descargó un buen chaparrón sobre el cortejo en cuestión de minutos. No había tiempo de hacer otra cosa que volver a entrar en capilla mientras los fieles que estaban en la calle Calvario deseosos de ver esta estación de penitencia, abrían los paraguas. 

La primera en entrar, y así daba la orden el capataz, Sergio Laynez, fue el paso de Nuestra Señora de la Esperanza del Calvario, cubierta con un plástico que se pudo quitar ya en los arcos del patio interior de la iglesia del Carmen. Allí, el saetero roteño Manuel Martín "El cabrero", dedicaba una saeta a la virgen del Lunes Santo, la misma que tenía preparada para cantarle a su salida como minutos antes, lo había hecho con el Cristo del Amor en la calle.

En ese ambiente de tristeza, lágrimas, impotencia porque contra el tiempo nadie puede luchar, y mucha pena por volver a capilla, la Esperanza buscaba el interior de la iglesia ya desprovista de la protección contra la lluvia. Tras ella, unos minutos más tarde, entraba el cortejo del tramo de Cristo que ya había avanzado unos metros por el Pasaje del Padre Juanito, y llegaba mojado,  como lo hacía también la imagen de Jesús crucificado.

La nube que todo lo estropeó no paraba de descargar aunque poco a poco lo hacía cada vez con menos intensidad, por eso, la pena, era aún mayor. La Hermandad del Amor, como todas, llevaba esperando dos años de pandemia para poder salir a procesionar por las calles de Rota en Semana Santa y en pocos minutos, vio  desvanecido ese sueño. 

Abrazos, lamentos y caras de tristeza se pudieron ver en la iglesia del Carmen que enseguida se llenó de fieles a la espera de conocer qué decidía la junta de gobierno, aunque había poco más que decir. El tiempo dejaba en capilla a los titulares del Lunes Santo y las ganas quebradas.

Sin embargo, y para quitarse la espinita que dejaba la lluvia y las ansias por la espera de estos años, las cargadoras de la virgen, guiadas por José Moreno, y los costaleros del Cristo, por Sergio Laynez, alzaron a los titulares en sus pasos y ya que no pudieron llevarlos para realizar su estación de penitencia, los mecieron y bailaron al unísono mientras la banda de música enlazó hasta tres marchas seguidas.

La intensidad del momento ha sido más que palpable, especialmente en las mujeres que llevan el peso fuerte de esta hermandad, pero también en fieles y devotos que mostraban caras de tristeza y a la vez, cierto alivio por estos momentos tan breves pero anhelados.

A las 21.30 horas, la hermana mayor de la Hermandad del Amor, Pepi García, anunciaba oficialmente lo que todos ya sabían, que con la lluvia nada se podía hacer y ahí quedaba el Lunes Santo roteño, con todos sus estrenos y novedades en capilla de nuevo y con el esfuerzo que les ha costado precisamente este año formar cuadrilla de costaleros del Cristo, deslucido.

Ha sido una tarde bien diferente a la del Domingo de Ramos, donde el sol lució espléndido y las calles estuvieron llenas de gente hasta la recogida de La Borriquita. No han querido las condiciones meteorológicas que esa estampa se repitiera en la jornada de este lunes, y eso que a la hora de la salida de la procesión, había bastante público esperando para ver al Amor y la Esperanza que apenas han podido disfrutar del calor de los roteños en la calle.

Para mañana, Martes Santo, las previsiones tampoco son buenas a priori. Habrá que esperar.

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