Y te miro... (por Charo Martín-Arroyo)
Vuelve el 2 de abril, Día Mundial de la Concienciación del Autismo. Hemos pasado juntos once días como éste desde tu diagnóstico, cada uno diferente, con más ganas o más excepticismo, con más algarabía o más introspección, más visible, más reivindicativo... pero en ninguno de estos 2 de abril he dejado de mirarte.
Y te miro y veo tu mirada inocente.
Y te miro y veo esa sonrisa dulce, contagiosa para todo el que se para también a mirarte.
Y te miro y en ese cuerpo de preadolescente sigue estando mi niño pequeño y cuatro mil setecientos cincuenta y nueve días desde que la etiqueta del autismo se coló en nuestra casa poniéndolo todo patas arriba.
Y te miro y me estremece tu despreocupación por todo lo que a mí me quita el sueño.
Han cambiado muchísimo nuestras prioridades, hemos cambiado muchísimo nosotros e incluso nuestra visión del autismo no tiene ya nada que ver con aquellos primeros años. La experiencia es sabia. La etiqueta ya no nos molesta, es más, la dejamos bien visible, por si alguien tiene dudas cuando nos mira.
Y yo te miro... Si los primeros años son difíciles, no te cuento cómo son los siguientes.
Cuando el abismo de las diferencias se hace infinito.
Cuando ya no eres el niño pequeño que causa ternura y curiosidad.
Cuando ya sólo unos cuantos preguntan por ti de verdad.
Cuando se dan demasiadas cosas por hechas.
Cuando ya no te invitan a tantos cumpleaños como antes.
Cuando es tan difícil encontrarte amigos.
Cuando cambian hasta las expectativas de esos que dicen saber más que nadie...
Cuando la vida no te da las mismas oportunidades que al resto, aunque pidas tan poco...
Cuando el camino nos ha enseñado tanto que ya no es fácil engañarnos con palabras vacías y falsos profetas, vendedores de humo, recaudadores de sus propios intereses.
Tú y yo, mi niño, sabemos mejor que nadie que esta lucha es nuestra y que no solo vale ser visibles, que tenemos que volver a coger las armas y apostar por un futuro digno para ti y para todos los que son como tú; porque eso sí, en la lucha de una madre caben todos los hijos de las demás.
Y te miro... y no me valen premios de consuelo ni migajas para pasar el rato. Te mereces un futuro de verdad, donde solo tú pongas los límites, donde nadie se crea con derecho a decirte que no puedes o que no debes o que no es tu sitio. Donde se respete tu etiqueta, tan válida como las que todos llevamos pegadas a nuestras espaldas. Donde se valoren tus enormes esfuerzos por ser “normal”, siendo extraordinario.
Y te miro y me veo a mí misma siendo tu escudo, tu lanza y todo lo que haga falta.
Todas las heridas acaban sanando aunque dejen cicatrices y los golpes se quedan en un simple moratón verdoso; lo aprendido, eso sí, es tan valioso que casi nos hacen invencibles y faro para quienes inician este trepidante viaje.
Y te miro... y sé que el autismo no te va a robar ni un trocito de lo que tú quieras en esta vida, así que no permitiremos que nadie más lo haga. Porque esta lucha es nuestra, mía, tuya, de familias tan diversas y tan iguales como la nuestra y como todas las demás. A nosotros solo nos diferencia una cosa: que nuestra batalla durará toda la vida y si empezó hace once años, hoy remonta con más ganas si cabe, porque ese futuro que de niño veíamos tan lejos aparece ya a la vuelta de la esquina.
2 de abril. Día Mundial de Concienciación del Autismo.
Porque el autismo no desaparece al final de la infancia. Porque los adolescentes y adultos con autismo siguen demandando oportunidades educativas, laborales y de ocio. Porque es su derecho y va a ser nuestra prioridad en la lucha. A por todas, familias. Por ti, mi vida.
Charo Martín-Arroyo

































Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.27