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Sábado, 16 de Julio de 2011

David Gasca

[Img #8066]

MATADOR



  
De todas las cosas que un cuerpo puede sentir, ninguna tiene la imponente presencia del dolor. Cuando éste habla, los sentidos se arrodillan para escuchar.
Aunque la anterior afirmación pueda resultar de lo más sádica, no se puede negar que el dolor juega un papel importante en nuestras vidas y como veremos a continuación, en algunas más que en otras.

El dolor es necesario, ya que sin sus imperativas alertas, bien podríamos clavarnos un clavo en el pie accidentalmente y desangrarnos sin habernos percatado de ello. Sin embargo, difícilmente podemos estar agradecidos con él debido al sentimiento de rechazo que lógicamente nos infunde. Y digo lógicamente porque ésa es precisamente su función. Alejarnos del dolor suele significar alejarnos del peligro, por lo que es fácil deducir que mantenernos a salvo y preservar la vida ha sido y será siempre su cometido.

En mi opinión, si hay una persona que por diferentes razones rinde culto al dolor, ese es Ortega Cano.

Vive por él, pues su pasión ha sido durante años la lenta y dolorosa muerte del toro. Su trabajo consiste en gran medida en hacer sufrir a cientos de animales a los que se acuchillan con saña para disfrute de los aficionados al festejo de la sangre (independientemente de la belleza estética de las chicuelinas). Por otro lado y de forma antinatural, este señor utiliza el dolor para provocar la muerte al contrario que la naturaleza, como dije anteriormente, utiliza el dolor para evitarla.

[Img #8067]

Todo “artista” que se precie tiene una ópera prima y este hombre no iba a ser menos.

Supongo que a estas alturas no es necesario que entre en los detalles del accidente que presuntamente provocó a causa de su farruquítica actitud. No hablaré de la tasa de alcohol, del exceso de velocidad, ni de las llamadas de avisos que conductores realizaron a la Guardia Civil alertando sobre un coche que circulaba con actitud temeraria.
No quiero pensar el dolor que está sintiendo la familia viendo como “Telecirco” y el resto de televisiones hacen de carroñeros exponiendo en portadas el nombre del torero, mientras que el nombre de la víctima pasa desapercibido, pues en España vende más las heridas de un presunto homicida que la muerte de un inocente.

Además teniendo en cuenta la indulgencia de nuestro sistema penal, no sería de extrañar que en caso de que los jueces encontrasen culpable al diestro, la pena podría ser tan “dura” como la de Farruquito. Apenas un año en la cárcel por homicidio involuntario por conducir superando 3 veces la tasa de alcohol permitida, invadir el carril contrario y por si fuera poco, a velocidad indebida. Homicidio involuntario... qué cinismo.

Quiero concluir el artículo con una pregunta a los lectores. Si por una vida consagrada a matar animales se le ha concedido a este señor el titulo de “Maestro matador” ¿que título ha de tener ahora que presuntamente por su irresponsabilidad ha terminado con la vida de un padre de familia?.




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