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Redacción
Lunes, 17 de Enero de 2022

Ómicron, previsiones de contagios fallidas (por Jesús Antonio Rodríguez Morilla)

Es lo que tienen las situaciones de alarmas por las que atravesamos; científicos y autoridades se enfrentan a mutaciones y variantes inesperadas del patógeno, lo cual condiciona previsiones más acertadas.


La sensación de sentirnos con temor hacia una amenaza, todavía no totalmente identificada, tiene grandes posibilidades inicialmente de convertirse en ansiedad patológica de parte de algunos ciudadanos.
Ello conlleva, transcurrido el tiempo a nuestro alrededor mediante trato diario con amigos, conocidos y público en general, observar algunos comportamientos y actitudes de tipo ocasional que pudieran interpretarse como barreras de rechazo, consecuencia de la ignorancia  de desconocer realmente ¿a qué génesis pandémica nos enfrentamos?


Los resultados actuales caóticos asedian a gran parte de una población mundial que continúa confundida a través de una virulencia mayor a la prevista, extensivo a hospitales, igualmente menguando en todo tipo de personal sanitario, sin descartar alcanzar situaciones críticas si se uniese una mayor conjunción de factores, recordando que todavía nos encontramos en cifras inferiores a la máxima alcanzada en ingresos en UCIs en enero 2021, con unas 300 y actualmente entre 160/180, pero con no mucho margen de resistencia.


Según RTVE, al momento de redactar esta columna superamos en España los 7 millones de contagios y los 300 en el mundo.  Según REUTERS, algunos de nuestros vecinos europeos, como Alemania e Italia, nos acompañan en cifras superando los 7 millones.  Francia continúa subiendo alcanzando casi los 11 millones, Reino Unido, igualmente, sube y alcanza los 14 millones.

 

La lectura positiva según los expertos, hay que centrarla en resultado muertes, gracias a la vacunación, ya que caso contrario estaríamos hablando de cifras devastadoras en comparación con los 5,5 millones actuales fallecidos en el mundo.


Otro ángulo positivo, según el Washington Post, hay que buscarlo en la variante DELTA, menos contagiosa/infecciosa, que Ómicron pero de mayor gravedad, habiendo supuesto una “prueba de fuego”, para los sistemas, aún continuando su presencia por muchos lugares.


En definitiva, hay que ignorar el “ataque” de optimismo tenido respecto a contagios, contrarrestándolo con duración y grado de lesividad como efectos menos preocupantes.


Mientras tanto, observar y esperar posibles nuevas mutaciones del patógeno a la espera de cómo se desarrollará la recién aparecida en Chipre.

 

Jesús Antonio Rodríguez Morilla  

 

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