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Sábado, 02 de Julio de 2011

Calle Charco, con Antonio Franco

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BAJARSE DEL BURRO

 
   
 

Los comentarios políticos sobre el posicionamiento de Izquierda Unida en algunos lugares de este país nuestro, de “permitir” que la derecha, esto es el PP, gobierne, en lugar de “impedir” semejante acción uniendo sus votos al PSOE, me ha traído a la memoria una historieta que me contó en una ocasión un “doctorado de la vida”. Dice así:

“Cabalgaba un hombre y su hijo a lomos de un pequeño borrico. A esto que se tropiezan en el camino con un labriego y, tras el saludo de rigor, prosiguen su camino. Pero el labriego deja caer una sentencia que llega a los oídos del hombre. “Hay que ver, con lo pequeño que es el rucio y van los dos montados en el pobre animal.” El hombre se avergüenza de su posición y cree que realmente esta mal eso de ir montados los dos, padre e hijo, en el pequeño pollino. Así que, sin más dilación, se baja, echa mano a las riendas y continúa el camino.
Unos cuantos kilómetros más adelante se cruzan con dos aldeanos que, cordialmente, responde al natural saludo. Éstos comentan por “lo bajini”: “¡Habrá que ser tonto! ¡Pues no va el tío andando y el niño, que tiene mejores piernas, va montado en el borrico!
El buen hombre, al que le ha llegado el comentario arrastrado por el chivato viento, piensa que, en realidad, aquellos hombres tienen razón. Ni corto ni perezoso baja al niño de la cabalgadura y se monta él.
Continúan su camino un buen trecho antes de cruzarse con un par de cazadores. Éstos son más descarados que los labriegos anteriores y, directamente, le recriminan su actitud. “Pero, bueno, ¿no le da a usted vergüenza ir montado en semejante jumento?
Este hombre vuelve a cambiar de criterio y razona que aquellos cazadores tenían toda la razón del mundo en su comentario. Se baja del burro y, hijo y padre, prosiguen el camino a pie, acompañando al asno.
A la entrada del pueblo, saluda afectuosamente a dos ancianos que tomaban el sol sentados en un pollete. Uno de ellos se dirige directamente al hombre y al hijo y exclama: “¡Pero Faustino, hombre, ¿cómo se te ocurre venir andando con tu crío teniendo un burro donde hacerlo?!
El pobre Faustino, al final, anda confundido del todo.”

Es fácil extraer una moraleja de esta historia. Está claro que, hagas lo que hagas, actúes como actúes, nunca tendrás el beneplácito de la totalidad del personal.

A la postura tomada por los componentes de Izquierda Unida le ocurre lo mismo que al Faustino de la historieta anterior. Y la crítica no sólo viene desde “fuera” de la coalición, también dentro de ella existen los díscolos.

Así, nos encontramos con gente que aplaude la posición tomada. Los que así opinan arguyen que al PSOE nada debe Izquierda Unida, todo lo contrario. Cuando Felipe González necesitó “apuntalar” su gobierno mediante coaliciones, prefirió a la derecha nacionalista vasca ( PNV) y catalana (CIU) antes que a la Izquierda Unida encabezada por Julio Anguita. A aquellos pactos nunca se les denominó como “pinza”.

En sus argumentos plantean además los defensores de esta postura que no se puede estar en contra del bipartidismo y además fomentarlo. Si los que han decidido votar a Izquierda Unida en lugar de al PSOE, contemplan que los izquierdistas dan su apoyo a los socialistas cada vez que éstos lo necesitan, la próxima vez votarán directamente al PSOE. Si Izquierda Unida apoya al PSOE para desbancar al PP, en realidad está “dando la razón” al denominado voto útil. Izquierda Unida “tiene que vender” que es útil votar a la coalición.

Al otro lado de la balanza se sitúan los que opinan que no se puede permitir que la derecha gobierne, ni por activa ni por pasiva. Llegados a este punto hay que reclamar la opinión del “califa”. Opina Julio Anguita, desde su retiro, que Izquierda Unida no puede jamás pactar con los que son la derecha, esto es, con el PP. Por razones programáticas, obviamente. Nada tienen en común las posturas ideológicas del PP con las de Izquierda Unida. Pero no es lo mismo pactar que dejar gobernar. Hay una clara diferencia de matices entre pactar y dejar gobernar. Por otra parte, el PSOE, sin ser la derecha, sí está en la derecha. ¿O no son de derechas todas las medidas llevadas a cabo por el ejecutivo de Zapatero por orden y mandato de los Mercados? ¿Dónde está la rebeldía de la izquierda y la propuesta alternativa a semejantes “ordenes”? Y no sólo se trata del PSOE. Toda la socialdemocracia europea prefiere “dejar el mundo como está” en lugar de pensar y creer que “otro mundo es posible”.

No se puede llegar a acuerdos con el PSOE si éste no varía su posición y se acerca, no digamos situarse, en la izquierda ideológica. Aunque, eso sí, nos unen más hilos. Con el PP no nos une ninguno.

Como las decisiones son arriesgadas, pero decisiones al fin y al cabo, “la prueba del algodón”, “la sentencia final” la dictarán los ciudadanos con su voto. Si las resoluciones tomadas no son bien entendidas, el resultado lo determinarán las urnas.
Lo de bajarse del burro es cuestión de gustos y opiniones.
Salud.


                                                                                             ANTONIO FRANCO GARCIA

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