Cuando uno elige ser policía sabe que enfrentará a lo largo de su carrera profesional situaciones complicadas y de todo tipo. Sin embargo, hay momentos que uno no espera y que le tocan una parte sentimental que suele proteger con coraza.

En principio, la llegada de los afganos evacuados a la Base Naval de Rota huyendo de su país tras la toma del poder por parte de los talibanes era algo que a priori, a una comisaría de Policía Nacional como la de Rota, tranquila en términos generales, no afectaría. Pero no ha sido así, un contingente de cuatro policías ha estado a diario, desde el pasado 27 de agosto que llegara el primer vuelo con los primeros evacuados, en la Base Naval de Rota. Su tarea consistía principalmente, en dar cobertura legal a los refugiados que salían de suelo americano para poder continuar su viaje a un nuevo país de destino, gestionar autorizaciones excepcionales de entrada en suelo español por motivos humanitarios y en términos generales, fuera de la zona acotada que se estableció como territorio americano, atender a los afganos que lo necesitaran.

Una tarea en principio habitual para los agentes si no fuera porque en esta ocasión, jugaba un papel fundamental el trato humano hacia esas personas que viajaban desde Afganistán con lo puesto, huyendo de su país por temor a morir.   Lo cuenta así el comisario jefe de la comisaría de la Policía Nacional de Rota, Antonio Jesús Calle Palomar, que con solo tres meses en este nuevo destino, ha vivido situaciones que reconoce haberle dejado tocado.

Los problemas del primer mundo, son minucias comparados con los que traen los afganos a sus espaldas, ha contado a Rotaaldia.com en una conversación en la que ha querido destacar el trabajo de su equipo en este dispositivo desplegado dentro de la Base Naval sin parangón, sin olvidar el papel de la Armada española y la gran ola de solidaridad de los roteños que ha permitido ofrecer a estos ciudadanos artículos básicos para su nueva vida.

El comisario Antonio  Jesús Calle y Jesús Collado, inspector y jefe del grupo operativo local, se han turnado en cada vuelo que llegaba con evacuados a la Base Naval de Rota para acompañar a los cuatro policías nacionales dedicados a dar este servicio en el recinto militar. Los retrasos de los vuelos, a veces de varias horas, hacían que estuvieran días completos de servicio, olvidándose de comer o descansar, pero para esta situación había que tener dosposición plena, indica el jefe de la Policía.

En estas semanas de operativo, han vivido de cerca la tragedia, la tristeza de afganos y el sentimiento encontrado de, pese a haber dejado su país sin nada, estar feliz por haber salido vivo de él. En el caso de aquellos que llegaban con familias e hijos pequeños, la estampa llegaba aún más dentro de policías nacionales que están acostumbrados a bregar con situaciones complicadas. Sin embargo, el jefe de la comisaría de Rota, no encuentra con qué compararlo, "ha sido un choque emocional brutal".

Afganos que besaban el suelo al bajar del avión, los que se arrodillaban, los que se llevaban la mano al corazón en señal de agradecimiento y los que con lágrimas y tristeza, tiraban de lo poco que traían.  Cerca de 3.000 afganos evacuados han pasado por el recinto militar roteño y a un buen porcentaje, han atendido estos policías nacionales a los que el comisario jefe les ordenó ser discretos, pasar desapercibidos para no impactar la llegada de los refugiados y sobre todo, que ante las labores administrativas que les tocaba realizar y para lo que estaban allí, se antepusiera el trato humano con esas personas que llegaban en una situación tan complicada. Por eso, no iban uniformados, tan solo con un chaleco amarillo para identificarse y mostrando en todo momento que estaban allí para ayudar, al margen de la labor administrativa para las que se le requería.

Antonio recuerda haber tenido que trasladar al Hospital Puerta del Mar de Cádiz a una mujer con una angina de pecho, atender a una familia estadounidense a la que le pilló el caos en Afganistán, pero podían volverse por sus propios medios a su casa de Washington o a muchas personas que necesitaba ayuda con su documentación para seguir su travesía.  Hay que recordar que la mayoría tuvo que salir del país con lo puesto, por eso, a Antonio le llamó la atención que muchos afganos bajaran del avión con una manta.

Si a cualquiera que tiene una vida normal le preguntaran qué cogería de su casa si tuviera que salir de ella precipitadamente, es muy probable que en esa minúscula lista muchos optaran por incluir el móvil como algo prioritario, sin embargo, muchos afganos, cogieron una manta, para dormir o para tapar a sus hijos si hacía frío allí donde los llevaran. Son pequeños detalles que se han llevado en sus retinas estos policías nacionales que cuando llegaban a casa, les era complicado desconectar. Antonio reconoce que en más de una ocasión llegó sin ganas de cenar o hablar con su familia impactado por las imágenes del día que hacían reflexionar sobre la vida truncada de muchas personas, como cuando vio un avión aterrizar con varias chicas universitarias que salieron huyendo de su país, "te pones a pensar, y es duro", decía.

Por eso, aprovechando esta conversación, el jefe de la comisaría de Rota ha querido por un lado, destacar el papel importantísimo de la Armada española en toda esta misión y bajo el paraguas de quien ha actuado la Policía Nacional para dar cobertura a los afganos ya que son extranjeros en un campamento en suelo estadounidense en territorio  español. Para él, la Armada española ha demostrado "ser un referente" al igual que los roteños y otros muchos ciudadanos que han aportado con sus donaciones ingentes cantidades de artículos para los afganos evacuados. "Ha sido un despliegue humano no organizado sin parangón", ha manifestado el comisario de Rota mostrando orgullo por la sociedad roteña y su sensibilidad ante esta situación.

En estos días se están gestionando los últimos vuelos de salida de los refugiados, ya que el compromiso entre EEUU y España era que los evacuados no pasarían más de 14 días en la Base Naval hasta encontrarles nuevo destino.

El comisario jefe de la Policía Nacional de Rota se ha quedado impactado con esta experiencia. Nunca pensó que sus primeros meses en la localidad le traerían este choque emocional, pero también recuerda que un compañero le dijo que esta era una comisaría tranquila hasta que llegara él. No se equivocaba mucho. Es más, esta situación, dice Antonio, creará un punto de inflexión en la estructura de la comisaría local porque Rota es un punto estratégico como se ha visto en esta Operación Refugio a Aliados que ha provocado un impacto  emocional importante en quienes han visto de cerca la tragedia de miles de personas.