Felipe Benítez Ruiz-Mateos In Memoriam (por Severiano Alonso Álvarez)
Aunque parezca que en este tiempo extraño no ha pasado nada y que todo ha sido un mal sueño del que empezamos a despertarnos, sí que han pasado muchas cosas. Entre ellas, la pérdida de la memoria, y no me refiero a la histórica -ya se ocupan de que no la perdamos todos los que viven mirando al pasado en vez de proyectar el porvenir-.
Uno de los males de la pandemia ha sido el privarnos de la posibilidad del encuentro, del abrazo consolador, de la cercanía para compartir sentimientos, de la reunión para el homenaje, la soledad en la despedida a los que se han ido.
Mi presencia aquí es para reivindicar un nombre, una persona, un político, un amigo que se fue en estos tiempos oscuros: FELIPE BENÍTEZ RUIZ-MATEOS
Cercanos ya al Aniversario de su muerte, me duele que su figura quede en el olvido de un pueblo por el que se preocupó hasta el final de sus días y que no haya tenido el reconocimiento público que, sin duda, merecía, pero que las circunstancias impidieron en su momento.
En las visitas que, con menos frecuencia de lo debido, hacía a su casa, siempre había una pregunta, una preocupación: el devenir de la política nacional, pero, sobre todo, de la política local.
Felipe era un “político” en el sentido más auténtico del término. Un hombre preocupado por la gestión y el gobierno de su ciudad, en primera línea durante 16 años de Alcaldía, otros 10 en segunda línea perteneciendo a la Corporación Municipal, pero toda una vida interesado por su pueblo.
Siempre con su pueblo en mente aprovechó su cercanía con el empresario Ruiz-Mateos para conseguir beneficios para Rota. El final del empresario lo sufrió de manera amarga, pero ahí quedan los beneficios que obtuvo: actividades culturales, educativas, benéficas, proyección del nombre de Rota a nivel nacional e internacional...
De su etapa de Alcaldía sería innumerable la lista de logros realizados por Felipe: es, sin duda, el Alcalde que transformó Rota y que sentó las bases de las transformaciones futuras. La abrió al mar, la dotó de espacios públicos, de servicios antes inexistentes, de espacios verdes, de talleres de formación, de modernidad sin romper con su idiosincrasia. Supo pelear sus proyectos con distintos gobiernos. El IES Castillo de Luna de Rota es, sin duda, un instituto de diseño individualizado. Normalmente los institutos y colegios eran diseñados por un mismo arquitecto y por ello, algunos son idénticos o muy similares. El Castillo de Luna de Rota es distinto porque el Ayuntamiento, presidido por Felipe, se hizo cargo, en un acuerdo con la Consejería de Educación, del proyecto del mismo para agilizar su construcción.
Felipe era un hombre tenaz, persistente, tozudo a veces, pero siempre abierto a quien acudía a él con razones, con propuestas realizables. En mis años de colaboración con la Fundación Alcalde Zoilo Ruiz-Mateos a través del Orfeón Virgen de la Escalera, tuve algún “encontronazo” con él: se encontraban dos tenaces. Pero siempre llegamos al acuerdo, porque lo que ambos pretendíamos era lo mejor para Rota. Era generoso y espléndido: más de una vez asistí a las invitaciones que hacía en su casa para celebrar su onomástica, pero que iban siempre más allá. Eran reuniones de gentes dispares, de políticos contrarios, de amigos de antaño y de nuevas amistades y en las que aprovechaba cualquier oportunidad para conseguir algo más para Rota.
Posiblemente haya alguna sombra en su gestión, todos las tenemos; pero hay mucha luz, una luz potente que aniquila a las sombras y esto es lo que he querido resaltar para que brille y alumbre a los que queremos seguir trabajando por Rota, para que nos contagie y nunca desaparezca ese espíritu que en él anidaba.
Severiano Alonso Álvarez

































Enrique Ramiro | Miércoles, 13 de Octubre de 2021 a las 19:07:00 horas
Leo poco las secciones de cartas al director y opinión no por las opiniones que se den, todas respetables, sino por los comentarios de los cobardes que se escudan en pseudónimos y que no merecen el más mínimo respeto. Estoy totalmente de acuerdo con Severiano. Para mí ha sido el mejor alcalde de Rota. Llegué a Rota en el año 1973 y si me hubiera ido y hubiera vuelto al cabo de los años, diría la famosa frase de que a Rota no la conoce ni la madre que la parió. Pero Felipe tuvo la misma "desgracia" que yo, que nací en 1951 y por ese mero hecho soy franquista, facha y otras cosas parecidas al igual que Felipe. No se valora a la persona y su obra. Como franquista no se merece nada sino que habrá que borrar su memoria y su nombre de la faz de la tierra. Si hubiera sido de izquierdas tendría hasta un monumento.
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