Diario del año del coronavirus
Olviden este artículo después de leerlo
por Balsa Cirrito
Creo que he mencionado en varias ocasiones a Eróstrato, a mi entender, uno de los mayores frikis de todos los tiempos. Para quienes no se acuerden de él, recordarles que Eróstrato era un griego de hace casi dos mil quinientos años, al que se le ocurrió la mala idea de meterle fuego al templo de Artemisa, una de las Siete Maravillas del mundo. ¿La razón del disparate? Que su nombre perdurara para siempre (hay que decir que lo consiguió).
Pues bien, pongamos un ejemplo. Adolfo Hitler. Sin duda alguna, Hitler es la figura histórica más conocida del siglo XX. Es posible incluso que, quitando a las personalidades religiosas, sea la más famosa de todos los tiempos. Por supuesto, el concepto que tenemos de Hitler es horrible. Viene a ser algo así como el malo-cabronazo-psicohijoputa máximo. Sin embargo, imaginemos que Hitler pudiera conocer el recuerdo que ha quedado de él en el mundo. Vería entonces que su rostro seguía siendo enormemente popular, que su nombre era conocido por todo quisque, que sus cruces gamadas sobre fondo blanco en una bandera roja aparecen en más películas que D’Artagnan y Sherlock Holmes juntos... Hitler vería todo eso y exclamaría... “¡Qué guay! ¡Soy la caña de Alemaña!” (o lo que quiera que se suelte en alemán en esas situaciones).
Lo que quiero decir es que Hitler estaría muy satisfecho. “Vale, me ponen que no hay por dónde cogerme – pensaría – pero soy más recordado que ninguna otra persona de la historia”. Si, como dicen muchos, perduramos mientras perdure nuestro recuerdo, Adolfo tendría sobrados motivos de satisfacción, porque el tío perdura un huevo. ¿Un huevo? Vamos, perdura lo que un huevo petrificado de dinosaurio.
Todo este preámbulo tan largo tiene un sentido (pero, bueno, más largos los hacía Larra, y fíjense dónde llegó el muchacho) (se pegó un tiro en la cabeza). El sentido que tiene es que todo ese rollo de la Memoria Histórica me parece una gilipollez, mejorando lo presente, aunque los motivos por los que me parece una gilipollez creo que son diferentes a los que se suelen esgrimir, y, desde luego, muy alejados del politiqueo al uso.
Por supuesto, y lo digo de entrada para que no haya dudas, Franco era un tipo miserable y siniestro, con menos sentimientos que una estatua de la diosa Kali que pusieran a las puertas de un crematorio de judíos. Sin embargo, lo que hay que hacer con Franco es olvidarlo. Lograr que el tiempo sepulte su recuerdo. No hablar de él, salvo en los libros de Historia y por los historiadores profesionales (¿o es que alguien se pone a discutir con sus amigos sobre la figura de Alejandro Magno?). Que si se pronunciara su nombre la gente dijera: “Franco... Franco... Me suena; jugaba en el Cádiz, ¿no?”.
Porque cada vez que asistimos a una de esas infinitas polémicas sobre su figura y sobre su legado en los medios de comunicación, le estamos dando aliento; lo revivimos; le hacemos renacer. ¿Queremos vengarnos de Franco? Pues olvidémoslo. Hagamos como si no hubiera existido. Y, por favor, que no me vengan con las matracas habituales de “Si no conocemos la Historia estamos condenados a repetirla”, o “los jóvenes tienen que saber de su figura para que no haya otro como él nunca más”. ¡Chorradas! La Historia, solo hay que mirarla por encima, se repite una y otra vez, y los errores del pasado nunca nos disuaden de cometerlos en el futuro. Ya saben: nadie escarmienta en cabeza ajena. Una persona de cultura media puede conocer perfectamente veinticinco o treinta nombres de figuras relacionadas con el Caudillo y con su tiempo. En cambio, de los años previos del siglo XX me extrañaría mucho que esa misma persona de cultura media pudiera decir más de tres o cuatro nombres.
Por tanto, Memoria Histórica muy limitada. Quitar nombres de calles y ya está. Maldecir es recordar, y recordar es revivir. Y, por supuesto, un consejo: olviden este artículo inmediatamente después de haberlo leído. De hecho, ¿de qué he hablado?
PD: Dije al principio que Eróstrato era uno de los mayores frikis de todos los tiempos, pero, en mi opinión, el campeón absoluto del frikismo es Franz Reichtel, el sastre volador. Si su historia no fuera tan tremenda nos reiríamos. No cuento nada de él porque no quiero alargarme, así que mejor les dejo que busquen en internet (hay unas imágenes en youtube pavorosas).



































Diego | Domingo, 15 de Agosto de 2021 a las 15:46:00 horas
Con respecto a la postdata, increíble historia El aprendizaje a través del ensayo error aporta grandes conocimientos, hasta que el cuerpo aguante por lo menos.
Le convido señor autor a conocer a Abbas Ibn Firnásl primer andaluz y humano (documentado) que realizo un vuelo
Franz falto a clase aquel dia
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