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Redacción
Sábado, 17 de Julio de 2021

"Ciencia más allá del Coronavirus"

El miembro fantasma

por Daniel de los Reyes Helices

[Img #149115]Bienvenid@ querid@ lector/a al lado oscuro de la neurociencia. Hoy les presentaré un mundo lleno de tinieblas y tenebrosos enigmas, habitado por personas de a pie que, pese a su apariencia mundana y corriente, esconden tras de sí fenómenos cuasi metafísicos que han sido el origen de innumerables mitos, leyendas y fábulas. Y es que hoy, señoras y señores, hablaremos nada más y nada menos que de fantasmas. Y cuando digo fantasmas no me refiero al de las navidades pasadas de Dickens, ni a Casper, ni al padre de Hamlet, faltaría más, sino que os quiero introducir el concepto del miembro fantasma.

 

Hay personas que tras perder un miembro en un accidente (o intencionadamente, quién sabe), siguen sintiendo la presencia de su miembro perdido, de ahí el nombre de “miembro fantasma”.  Un caso muy conocido fue el del almirante Lord Nelson (1758-1805) que, en pleno fragor de la batalla en su ataque a Santa Cruz de Tenerife, perdió su brazo derecho. Lord Nelson dedujo de ese fenómeno la prueba directa de la existencia del alma ya que, si un brazo sobrevive a su aniquilación física, cuanto más lo hará la persona entera.

 

Por su parte, el neurólogo indio Vilayanur S. Ramachandran discrepa de nuestro almirante manco Lord Nelson, y prefiere darle una explicación biológica en vez de afanarse en encontrar la respuesta en entidades sobrenaturales. Tal y como nos cuenta el doctor Ramachandran en una de sus entrevistas, a nivel cerebral encontramos una serie de neuronas a las que él mismo denomina “neuronas Gandhi” o neuronas empáticas. Estas neuronas se encontrarían al nivel de la corteza somatosensorial, es decir, la región cerebral encargada de la percepción del sentido del tacto entre otras funciones, que serían activadas tanto cuando nosotros mismos recibimos la experiencia sensitiva, como si observamos a otra persona recibirla por sí misma.

 

Para su mejor comprensión pondremos el caso de nuestra mano: al tocar nosotros mismos una superficie punzante con la palma de la mano, rápidamente nuestros receptores sensitivos localizados en la piel envían señales a neuronas cerebrales (entre ellas nuestras neuronas Gandhi), las cuales son capaces de percibir la sensación de dolor y por tanto de ejecutar una respuesta acorde al estímulo, en nuestro caso la de retirar la mano de la hostil superficie. Sin embargo, y aquí viene el meollo del asunto, estas neuronas Gandhi también se activan cuando vemos a una persona tocando esa misma superficie puntiaguda. No obstante, al mismo tiempo que nuestras neuronas se activan, los receptores sensoriales de nuestra mano se comunican con estas neuronas instándoles a que se relajen, que no es nuestra mano la que padece el contacto agresivo sino la mano de otra persona. En el caso de los miembros fantasmas, el sistema neuronal encargado de la percepción sensitiva del mismo, al haber sufrido un incidente abrupto, no le da tiempo a reorganizarse u atrofiarse, por lo que permanece intacto a excepción de los receptores sensoriales, de manera que nuestras protagonistas de hoy, las neuronas empáticas, no tienen quién las refrene y le indiquen que se activen sola y exclusivamente cuando sea nuestro brazo quien recibe la agresión. En palabras de Ramachandran “se disuelve la barrera entre tu cuerpo y el del resto de personas”, pudiendo sentir en tus propias carnes (de manera figurada claro, ya que se supone que has perdido la mano) toda sensación observada en cuerpos ajenos.

 

En mi caso, si tuviera que poner la mano en el fuego por alguno de los dos contrincantes aquí expuestos, sería sin duda por el Doctor Ramachandran, ya que a mi parecer el almirante no estuvo muy diestro en su explicación.

 

 

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