Balsa Cirrito
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EL DÍA EN QUE DESCUBRÍ CÓMO FUNCIONABA EL MUNDO
Es muy posible que el título resulte algo inflado, pero tampoco es cuestión de quedarse corto por un mundo de más o de menos; y tiempo han tenido de darse cuenta de que exagero bastante. Con todo…
Con todo, la anécdota es la siguiente. Un día, dando clase en el instituto, salió a relucir el nombre de Harry Potter. Como un alumno comentara que no le gustaban las películas del tal Harry, le dije que coincidíamos bastante: vi las dos primeras de la serie y me parecieron terriblemente aburridas. Se me ocurrió entonces una cosa. Pregunté: ¿quién ha visto alguna película de Harry Potter? Resultó que prácticamente todos los chicos de la clase habían contemplado alguna. Segunda pregunta: ¿a quién le gustan las películas del pequeño mago? La respuesta fue que no se levantó casi ninguna mano, indicando así que la mayoría de ellos las detestaban. Tercera y fundamental: ¿quién va a ir al cine a la próxima que echen del prodigioso chico de las gafitas? Respuesta muy sorprendente: todos. Todos pagarían la entrada para ver la nueva del mago y su pandilla.
¡Guau!
Y ahora viene la filosofía. Resulta que todos los adolescentes van a ver una película; película que luego no les gusta, pero que da igual, porque del mismo modo acudirán en manada a la continuación. Si esto no es una metáfora del funcionamiento del mundo, que Harry Potter me convierta en almonteño y me haga saltar la verja todas las semanas. Y la moraleja es que resulta que a menudo actuamos en contra de nuestro gusto, enfrentados a nuestras opiniones, pero, por lo que se ve, jodidos y contentos.
Parece fácil achacar esta postura a la propaganda desmesurada, pero sería ingenuo pensar que sólo se debe a eso. Después de todo hay películas, libros, políticos o bebidas isotónicas que fracasan lastimosamente, pese a muy generosas inversiones en publicidad. La razón es otra. No soy lo bastante listo para distinguirla, pero sé que existe.
Parece como si a veces soplara un viento que empujara los hechos. Un viento que puede llegar a ser huracanado y que encumbra las cosas y los seres a las más altas cimas. En ocasiones el viento cambia, y lo que estaba arriba cae con estrépito.
Hay quien atribuye estos vaivenes a la mano de Dios. Pudiera ser. Como todo el mundo sabe, Dios es muy de derechas.












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