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Redacción 1
Sábado, 10 de Abril de 2021

"Ciencia más allá del Coronavirus"

¿Monogamia o poligamia? Esa es la cuestión

por Daniel de los Reyes Helices

[Img #144657]En la obra de Cyrano de Bergerac, la bella Roxane parece tener el corazón "dividido" entre dos amores. Con un simple intercambio de miradas, el joven Christian se ganó un hueco entre los mundanos deseos de la doncella, mientras que fueron la prosa y el verso del narizudo Cyrano los que definitivamente conquistaron a la bella dama (prima hermana de este por cierto, amén al refrán). De esta manera Cyrano deja constancia de la presencia de relaciones polígamas en el siglo XIX.

No hace mucho las parejas se consolidaban a edades tempranas, lo normal era tener un par de hijos antes de los 30 y por supuesto el poliamor quedaba relegado a un segundo o tercer plano, presentándose casi de forma anecdótica, llegándose a considerar más una exhibición de lujuria, un capricho o vicio, que una capacidad real del corazón humano o, mejor dicho, del cerebro humano. No obstante, esta tendencia parece cobrar fuerza en la actualidad entre las generaciones más jóvenes, intuyéndose un nuevo tipo de relación amorosa o esquema familiar al que no estábamos acostumbrados. Expuesto el temario, cabe preguntarnos si este "auge" de la poligamia es fruto de una moda pasajera, o bien es parte intrínseca o incluso principal de nuestra naturaleza y disfruta de una mayor visibilidad por la menor presión sociocultural ejercida sobre este tipo de relaciones.

 

Aportando una visión antropológica debemos comentar que el ser humano ha experimentado con todos los tipos de combinaciones matrimoniales posibles; desde la monogamia presente en las sociedades occidentales, hasta la poligamia típica de los harenes árabes, pasando por la poliginandria (cuando 2 o más hombres se casan con dos o más mujeres) exhibida por tribus del norte de la India.1 A día de hoy, pese a que solo el 16% de las 853 culturas registradas2, solo entre el 5 y el 10% de la población mantiene relaciones polígamas3, lo que evidencia la tendencia natural del ser humano a estrechar relaciones con un individuo en particular. Sin embargo, esta característica parece tener un fin biológico definido. Desde un punto de vista darwinista, la monogamia parece servir al fin de la crianza de la descendencia, ya que la presencia de un vínculo estrecho entre los padres favorecería las posibilidades de supervivencia de la descendencia. Sin embargo este vínculo parece tener fecha de caducidad, ya que una vez finalizado el propósito, carece de sentido continuar la alianza.

 

Según un estudio que utilizó los niveles de serotonina sanguínea como marcador del amor, este fenómeno parece estar limitado a una duración de entre 18 meses y 3 años4, mientras que en una encuesta realizada a 5000 hombres y mujeres, más del 50% afirmaba que el amor no duraba más de 10 años5. Pero tranquilos, no desesperéis, aún hay esperanza para el amor eterno al que todos aspiramos. En otro estudio realizado a maridos y mujeres con 21 años de matrimonio a sus espaldas, mostraba mediante un scanner cerebral la activación de la región cerebral asociada al amor (el Área Tegmental Ventral, la misma región asociada a la adicción a las drogas) tras la exposición a una foto de la pareja correspondiente6.

 

Por otro lado, la definición del concepto de amor parece ser harto elusiva, siendo casi particular para cada individuo, lo que dificulta su estudio. Pese a ello, la experiencia amorosa parece presentar tres rasgos comunes controlados por tres circuitos nerviosos diferentes: un circuito para el deseo sexual, otro para el amor romántico, y otro para el cariño profundo 7. Lo que nos permite formular una teoría en la que una desconexión aparente de estas tres áreas derivaría en la posibilidad de enamorarse de tres personas a la vez, cada una capaz de estimular una región concreta, tal y como Christian dominaba el circuito del deseo sexual, mientras que Cyrano regía en los del amor romántico y el cariño profundo. Dando así respaldo biológico a conductas polígamas.

 

Como toda conducta, la sexual sigue siendo el producto resultante entre genética y cultura, dejando a un lado la idiosincrasia propia de cada sujeto, de manera que a falta de un mayor entendimiento de nuestra biología que nos permita diferenciar ambos componentes, no podemos afirmar con seguridad la verdadera naturaleza del ser humano, lo que proporciona al individuo la libertad de elegir la visión que más le plazca. De ese modo, la pregunta que se nos plantea dista de la formulada por el príncipe danés de Shakespeare, la elección no está entre el ser y no ser, la elección esta entre la monogamia o la poligamia.

 

 

NOTAS

 

    (1).  Gough, E. K. 1968. The Nayars and the definition of marriage. In marriage, family. NY: Natural Hstory press.


    (2). Murdock, G.P. 1949 Social structure. New York: free press.


    (3). Frayser, S. 1985. Varieties of sexual experiences: an antropological perspective on human sexuality. New Haven: HRAF Press


   (4). Marazziti, D., H. S. Akiskal, A. Rossi and G.B. Cassano. 1999. Alteration of the platelet serotonin transporter in romantic love. Psycological Medicine.


   (5). SIA 2012


    (6). Acevedo, B., and A. Aron 2009. Does a long-term relationship kill romantic love?. Rview of general psycology 13(1):59-65


    (7). Fisher, H. E. 1998. Lust, attraction, and attachment in mammalian reproduction. Human Nature, 9(1):23-52

 

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  • UCO.Veterinaria

    UCO.Veterinaria | Miércoles, 14 de Abril de 2021 a las 13:30:40 horas

    Un artículo fresco y renovado, casi no aprecio que hay 20.000 escritos antes que esté. Anda que te conocemos en Cordoba peeeerro jajaja. No se la cuelas a nadie, cambiar de mano para las pajas no se considera poligamia jajaja

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