La canción francesa (por Manuel García Mata)
A partir de la música vocal más genuinamente francesa, la opereta, nació un género de una enorme transcendencia: la música de cabaret, el can-can. El inicio de la música actual en Francia.
A principios del siglo XX del cabaret nació una nueva oferta en espectáculos, el café-chantant, donde van a triunfar los primeros mitos de la época: Mistinguett, Maurice Chevalier, Josephine Baker, y Charles Trenet.
En el segundo tercio del siglo XX surge la más grande figura de la canción francesa: la inigualable Edith Piaf. Ella llena toda una época. Una voz privilegiada, acompañada de un gusto exquisito en su manera de cantar, hace brillar con esplendor a una persona acompañada por una vida terrible. Nadie como ella supo llegar al corazón de Francia, que la adoraba como se merecía. Un rosario de canciones impresionantes dejó para la posteridad el Gorrión de París.
Es a mediados de siglo cuando la chanson adquiere su máximo esplendor. Si hasta entonces luce el inconfundible sello de la música parisina, en la nueva época se hace más seria, mostrando más claramente la influencia de otros estilos, en especial del jazz y de la música de los crooners. Sus intérpretes son en general mucho más reposados y profundos. Es el reino de la deliciosa Juliette Gréco, del polifacético Yves Montand, Gilbert Becaud...
Una rama de la chanson se hace más crítica y comprometida: Leo Ferré, Jean Ferrat y, por encima del resto, Georges Brassens, de ideas anarquistas, compone decenas de canciones con gran éxito popular. Cantantes como Paco Ibáñez y Javier Krahe le deben mucho a Brassens.
Los años 60, Francia, que como ya se ha dicho ha sido permeable a las buenas influencias llegadas del exterior, abrazó la nueva música, imprimiéndole su impronta particular. La maravillosa y dulce voz de Françoise Hardy destaca en un amplio panorama que se va alejando de la música tradicional e integra el Pop y el Rock; Charles Aznavour mantiene el sello de la chanson, el belga Salvatore Adamo exporta a toda Europa sus bellísimas baladas, que son objeto de culto e imitación, los jóvenes Cristophe, Hervé Vilard, Michel Polnaref, Mireille Mathieu, a imagen y semejanza del mito Piaf, o los más influidos por las nuevas corrientes como Johnny Hallyday, Sylvie Vartan, France Gall, Sheila, Richard Anthony, Antoine…
No puede olvidarse otro de los mitos, Jacques Brel, que supo mantener el espíritu de la chanson con sus bellísimas melodías.
Con los años la música francesa siguió sacando otros grandes artistas dejando su sello en otros estilos. Desde la explosión del folk de la música bretona y celta, Alan Stivell, Malicorne, Gwendall…; la música étnica de Mano Negra o Gypsy Kings; hasta las maravillas del tecno, espectáculos como los de Jean Michel Jarre, hijo de Maurice Jarre; el tecno más discotequero de Desireless; los genios del house Daft Punk o el D.J, David Guetta.
Como se ve, Francia sigue siendo señal de buena música.
Manuel García Mata

































Hermano Lobo | Jueves, 28 de Enero de 2021 a las 12:51:41 horas
Interesante.
Sin embargo, ¡qué olvido!, por ahí te has dejado nada menos que a Luis Mariano.
Saludos.
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