Indudablemente, todos merecemos un descanso, sobre todo aquellos que han dedicado en cuerpo y alma su tiempo a enseñar a los demás. Tres días en semana, más los   partidos   de   los   sábados,   desplazamientos,   preparar   entrenamientos,   realizar alineaciones, convocatorias... No es una tarea fácil ser monitor, y mucho menos hacerlo durante  14  años  seguidos  en  una  misma  escuela:  EFI MEVA. 

Previamente, nuestro protagonista, ya inició su andadura como técnico base en el pavimento de los Salesianos, el  colegio  que  lo  vio  crecer,  el  lugar  donde  conoció  a  su  inseparable  mano  derecha: Margarito. Lara nació por y para el fútbol, desde su infancia dando pelotazos en las calles, hasta su madurez, donde alcanzó un ascenso a Tercera División con el club de sus amores, la UD Roteña,  bajo  las órdenes  de  Ángel  Varela.

Un amante  de  la  pelota,  inteligente,  quien comenzaría en las franjas más ofensivas del campo para -con los años-, ir retrasando su posición y convertirse en un líder nato de la defensa. Y de la zaga pasó al banquillo, sin olvidarnos de sus últimos momentos vestido de corto en los veteranos de la UD Roteña.

Lara  lleva  haciendo  desde más  de  dos  décadas  lo  que  mejor  sabe  hacer:  enseñar  a  los niños. Un hombre metódico y experimentado, sabio e impulsivo. A cuántos niños no enseñó eso de: “primero control y luego pase”. A mí, como tantos que han pasado por sus entrenamientos, no se me podrá olvidar aquello de “para poder andar, primero  tenemos  que  gatear” en  un  esfuerzo  para  que  todos comprendiéramos el verdadero arte de controlar un balón. Todos los niños llegamos con la ilusión de hacer mil goles, sin recordar que a nuestro lado había compañeros que también querrían hacer gol. Lara consiguió que niños de menos de diez años aprendieran valores tan importantes como el compañerismo.

Jugar como conjunto siempre fue más importante que cualquier individualidad, por ello se empecinó en que todos los niños se adaptasen a su ‘tiki-taka’. Una característica propia  de  él: la  diversión  prevaleciendo  a  la  victoria.

Siempre preocupado, nunca  tuvo  favoritos,  para  él  su  equipo era  lo  más  importante.  Todos  los equipos, que por su pizarra han pasado, han aprendido a valorar la unidad del conjunto. Lo poco que sé de este deporte es gracias a él. Indudablemente, esta maravillosa escuela ha “perdido”, solo  por  este  año, la  alegría  que  desprendía,  su  buen  hacer  y  amor  por enseñar a sus niños. En un año peculiar para todos, en la EFI MEVA estamos un poco más huérfanos sin las enseñanzas de Lara, sin sus quinielas o chistes. Sabemos que este periplo  de  un  año  no  se  extenderá,  pero  un  hombre  con  tanta  dedicación  por  inculcar valores a través del deporte, con una permanente sonrisa, siempre se echa de menos. Su  experiencia  en  los  terrenos  de  juego,  su  amplio  conocimiento  en  este  deporte  y la maravillosa persona que es él, lo convierten en un educador vital para nuestra escuela. De Lara podrás aprender muchos conceptos fundamentales del fútbol, mejorarás en muchos aspectos técnicos e incluso en materia de posicionamiento y polivalencia. Pero, sin duda, de Lara aprendes a compartir, a respetar, a escuchar y a mucho más. Con él de entrenador solo quieres que sea lunes para volver a entrenar, solo piensas en lo que te enseñó en el entrenamiento anterior y lo pones en práctica. Te sientes querido, partícipe de un grupo, te  sientes  importante.  En  mis  múltiples  experiencias  con  él,  cada  vez  valoro  más que siempre saca el niño que todos llevamos dentro, volviendo a soñar y a ilusionarnos.

Por eso, Lara, esperemos que este paréntesis te sirva para recargar fuerzas. Volveremos a verte con tu gorra de la EFI en la banda de la Forestal, con tu incansable vocación por el fútbol base, con tu inconfundible sonrisa. ¡Nos vemos pronto!

Mario Niño Franco