"Ciencia más allá del Coronavirus"
¿Qué hacer cuando los labios operados se pongan de moda?
por Oriana Balsa
¿Han puesto últimamente la tele? Me refiero para ver algo más allá del tema tabú de esta sección (la COVID-19). No me digan que no, porque todos secretamente vemos algún programa de Tele5. Yo me delato. Vi no solo la primera, sino la segunda, e infinitamente mejor, edición de La Isla de las Tentaciones. Sin querer adentrarme en la temática del reality, por no quedar como menos intelectual (aún si cabe), solo les pediré que busquen a cualquiera de los personajes que participaban en él. ¡Apenas les quedan facciones sin retocar! Todos han pasado por el bisturí, se han inyectado bótox o, incluso, se han injertado pelo. Parece un hecho no demasiado relevante el que los personajes de la telebasura se operen la cara, pero la industria de la cirugía cosmética crece a pasos agigantados. Ya no son solo Carmen Lomana o la Preysler las adictas a las inyecciones de ácido hialurónico, sino también la gente de veintipocos, sean chicos o chicas, se suma a lo que ya es tendencia.
Francamente, me preocupa que se extienda esta costumbre entre la población. Y no por cuestiones éticas o moralistas, todo lo contrario. Ya alguna vez hablé de mi terrible miedo a las agujas, de mi pavor a los pinchazos. ¿Cómo quedaría a mis, seguro que arrugados, cincuenta años, rodeada de gente que no tiene marcas de expresión?
Solo me quedaría un as en la manga para disimular la (por muchas operaciones que te hagas) inevitable vejez: la cosmética. Sin embargo. ¿Es verdad todo aquello que anuncian? ¿De veras funcionan las cremas efecto lifting?
La industria cosmética utiliza palabrejas raras, que nos suenen a “eficaz” y a “lujoso” como sinónimo de calidad, pero a un precio más asequible que los tratamientos de los que pasan por quirófano. Con todo, existen muchas trampas en este diccionario cosmético con las que nos engañarán para comprar productos que no cumplen lo que prometen.
Un ejemplo que me cabreaba especialmente era el de un champú de Pantene que promocionaba Paula Echevarría. En un recargado y, a mi juicio, no demasiado glamuroso anuncio, se escuchaba una voz en off que decía “Champú con polímeros”. ¿Con polímeros? ¿Alguien sabe lo que son los polímeros? ¿O lo que hacen? ¿Qué ganaban utilizando esa palabrota si la mayoría de su público ignoraba su significado? Precisamente buscaban que el consumidor no comprendiera lo que anunciaban. Pretendían crear la ilusión de que el producto llevaba un compuesto mágico y milagroso, llamado “polímero”, que lograría que su pelo se viera radiante. Nada más lejos de la realidad: decir que lleva polímeros es, básicamente, lo mismo decir que lleva “cosas”. Sí, sí, la cara así de dura tienen.
Los polímeros son conjunto de moléculas simples. Como si las moléculas simples fueran las cuentas de un collar, y el polímero fuera el propio collar. Polímeros son las proteínas, la celulosa, el almidón o el caucho. No nos están dando demasiada información con esto, ¿verdad? Nuestro champú podría llevar desde proteínas milagrosas, hasta trocitos de tapón de botella de vino. Pero al leerlo… ¡Ostras! ¡polímeros! ¡A la cesta!
En otra ocasión, una amiga llegó muy contenta de una tienda donde había comprado una crema con “células madre de granada”, alardeando de que tan solo le había costado 3 euros el bote de generoso contenido.
Las células madre (seguro que todos hemos oído hablar de ellas) tienen una potencialidad increíble. Literalmente, resulta difícil creer de lo que son capaces, roza la ciencia ficción. En cambio, a día de hoy, para que se haga la magia y de una célula madre nazca algo, tienen que ocurrir como mínimo (muy mínimo) dos cosas. La primera, que se den condiciones de laboratorio (temperatura determinada, presión específica, medio controlado, humedad exacta, etc.). En segundo lugar, para que una célula madre pueda regenerar algún tejido humano tiene que ser una célula madre de humano. Puede que alguna célula totipontente de primate nos sirviera, incluso de alguno de Granada, pero células madre de la planta con el mismo nombre (como lo era la crema de mi amiga), seguro que no.
Cientos de ejemplos más podríamos encontrar en la sección de cosmética de cualquier tienda. Pero entonces, ¿qué hacer para cuidar nuestra piel? ¿Qué crema usar sin que me engañen? Los mejores dermatólogos aseguran que el cuidado de la piel se ha de basar en una buena higiene, una buena hidratación y en protegerla del sol. Encontrar qué producto usar reconozco que sigue siendo toda una peripecia. Por mi parte tan solo les puedo decir que tendrán que ejercer de científicos ustedes mismos, y hacer experimentos de ensayo y error. Seguro que tarde o temprano se veran empujados hacia el éxito, más aún si es con la ayuda de algún médico o farmacéutico, que aún sin llamarse Homero, esté dispuesto a ayudarnos en nuestra Odisea.































Silvana | Lunes, 07 de Diciembre de 2020 a las 18:48:44 horas
Todas las operadas parecen familia
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