Como aviso recordaré mi oposición a que Unidas Podemos participase en el gobierno en coalición con el PSOE. Dicho esto, corresponde encauzar el texto en otras direcciones. Parto de decir muy claro que, con sus luces y sus sombras, la labor de este gobierno está resultando muy positiva. Ha de asumirse que la enorme incidencia del COVID-19 en la sanidad, en la economía y, sobre todo, en la salud y en la vida de las personas, ha condicionado muy negativamente un horizonte que se prometía halagüeño y que por estas circunstancias ha devenido en algo inesperado y de consecuencias nefastas. ç

A pesar de ello, la gestión ha mostrado claramente una voluntad inequívoca de buscar soluciones, de preocuparse por la gente más necesitada y por conseguir un alto consenso con todas las fuerzas sociales, con un éxito más que notable. Todo ello no oculta que también hayan existido y existan abundantes fallos de gestión que han limitado enormemente los efectos de las medidas tanto a nivel sanitario como económico y social. Para mí y para gran parte de la sociedad, el examen lo pasan con aprobado. Pero como de todo hay en la viña del Señor, hay quienes consideran que la valoración que obtiene el gobierno merece todo lo contrario y lo califican con un rotundo suspenso. Nada que objetar, las opiniones son libres.

Aunque, como en todo, siempre existen unos límites; ya que una cosa es opinar y otra muy distinta es mentir, manipular, conspirar, provocar, insultar y crear una terrible tensión que hace irrespirable la convivencia. Desde que este gobierno fue legalmente elegido, proclamado con el apoyo de fuerzas que están legalmente permitidas y apoyadas por los votos necesarios, tiene todas las garantías para poder ejercer su función sin tener que soportar la guerra desatada en contra suya. Las acusaciones de gobierno ilegal, de gobierno golpista, de gobierno asesino y de traidor a la patria, acompañado de la orquestación de una campaña furibunda que ha crispado como nunca en la democracia la vida del país, no tienen ninguna base y solo responden a la frustración de haber perdido el gobierno. Uno de los argumentos más ridículos por parte de estas fuerzas es la acusación de asesinos al gobierno por las víctimas de la pandemia, utilizando de forma vergonzosa las muertes con fines políticos, cuando las responsabilidades, primero son compartidas por las distintas administraciones y a nadie se le puede acusar de dejación y menos aún de voluntariedad en algo tan grave sin base alguna. Hay quien piensa que esta postura es la lógica de un partido en la oposición, ¿acaso no es más lógica la postura de Ciudadanos que, manteniendo la crítica, con energía y con dureza, cosa lógica, no tiene dudas en colaborar con el gobierno en casos necesarios? Esto sí es un ejemplo de un partido de la derecha europea, serio y coherente, no propios de una república bananera como VOX y el PP.

Este es el gobierno legítimo y eso es más que suficiente.

Manuel García Mata