Tesoros de la Tele: La Edad de Oro (por Manuel García Mata)
Los jueves a las diez de la noche en un viaje de retorno al pasado La 2, el antiguo Canal UHF de TVE, recuerda viejos programas que fueron hitos de la entonces pequeña pantalla en su momento.
Si semanas antes tuvimos el placer de recuperar para nuestra gastada memoria una de las joyas más bellas de la programación infantil-juvenil, “La Bola de Cristal”, este jueves, “La Edad de Oro” ha vuelto a hurgar en nuestros recuerdos para recuperar las maravillosas sensaciones que a mitad de los años 80 este espacio dejó en nuestro paladar.
Resulta emocionante el regreso. Volver a vivir aquellas experiencias despierta en quien lo espera cierta ansiedad. Empieza el programa y, como en aquel piloto, número 0 del mismo, surge aquella diosa, Paloma Chamorro, tan sincera, tan auténtica, tan valiente, adelantando lo que se nos presentaba a partir de ese momento: “Quiero advertir que en este programa de hoy aparecerán imágenes y quizás otros contenidos que pueden resultar inadecuados, molestos o incluso ofensivos para espectadores poco formados o de sensibilidad delicada”.
Con estas palabras introductorias abre el telón la presentadora, expresando claramente lo que pretendía y mostrándose consciente del reto y al tiempo de los problemas que pudieran derivar de un ejercicio de libertad de expresión, cuando aún no se estaba muy acostumbrado. Absolutamente premonitorio, pues para las capas conservadoras, desde ese mismo instante, se había convertido en el enemigo que había que eliminar. Pero, mientras duró, cincuenta y cinco programas emitidos, desde el 17 de Mayo de 1983 hasta el 2 de Abril de 1985, una corriente fresca de actividad musical y artística inundaba semanalmente las pantallas de la mejor cadena de televisión que tuvimos y que nunca fue suficientemente reconocida.
“La Edad de Oro” “captó la esencia de la libertad creativa”, como se decía en este programa, o siguiendo a la letra las palabras de Santiago Auserón, “La sociedad estaba ávida de novedades, se atrevía a pensar en horizontes nuevos. (El programa)...era un agujero para las nuevas ideas, captó la esencia de la libertad de expresión en un momento de ebullición creativa. Vivir es un arte que necesita experimentación”. Cada programa se llenaba de música nada convencional, era la época dorada de la movida madrileña descendiendo a su final y aquí tuvo un reflejo brillante. Las artes ocupaban un lugar prioritario en un espectáculo de masas.
El episodio de este jueves nos acercó a grandes del dibujo, la pintura y el teatro, Ceesepe, Ocaña, Nazario, La Fura dels Baus, Tonino Liberate, “El Hortelano” y dos monstruos como Xavier Mariscal y Miquel Barceló. El arte de la provocación, ya hundidos en el apartado musical, con The Lords of the New Church, rock gótico; Genesis P-Orridge, refrito de punk, psicodelia y electrónica; tampoco andaban muy alejados Almodóvar y Macnamara, que navegaba en el punk más hortera, sin faltar a otros eventos como la actuación en el tema “Groenlandia” del pionero Bernardo Bonucci. Una vez sumergidos en la música, comenzar por el rock moderno de Radio Futura; por Kaka de Luxe, el icono de la movida; grupos geniales como Paralisis Permanente, tomaran su relevo; el techno pop de Golpes Bajos; Siniestro Total, punk con sus letras agresivas y ordinarias; la aparición con actuación incluida de “La Mode”; el rock personal de Gabinete Caligari; Glutamato Ye-Yé, con su escudo y su bandera del Atleti y un pop-rock suavecito; y el más puro estilo rockabilly de Loquillo con sus Trogloditas, interpretando con Alaska “El Ritmo del Garaje”, dejando como broche a Alaska y Dinarama con su pop ochentero.
Pero no solo nos llegó música del suelo patrio, Echo and The Bunnymen o The Smiths, una vuelta de tuerca en el rock alternativo e independiente; Spandau Ballet, “los nuevos románticos”; Culture Club, interpretando su “Karma Chamelion”; dejando para el final a Lou Reed, que hace más de cincuenta años, ya hacía un rock alternativo; serio, coherente, apasionante.
Con todos estos mimbres se hizo el maravilloso cesto que fue el programa de “La Edad de Oro” en el que La 2 despedía esta interesante idea de “Tesoros de la Tele”.
No se puede terminar sin dejar de agradecer estos recuerdos y para que no caiga en saco roto toda la carga emocional que envolvía el programa, terminaremos con las contundentes palabras de Paloma Chamorro, alma y presentadora de “La Edad de Oro”: “Les recordamos que existe otra cadena (hoy en día hay decenas de ellas más), y si no, otras ocupaciones. Hay muchas personas a quienes les interesan estas cosas y nadie tiene la obligación de ver la televisión todo el tiempo”.
Gloria eterna a “La Edad de Oro” y a Paloma Chamorro, a quien nunca olvidaremos.
Manuel García Mata

































Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.27