Diario del año del coronavirus
¿A quién le sienta bien un chaleco naranja, o sea?
Balsa Cirrito
¿Han visto la película Good Bye Lenin? Es alemana, y cuenta la historia de una dirigente comunista de la Alemania Oriental a la que le da un chungo, entra en coma y tarda ocho meses en despertar. Durante ese tiempo cae el muro de Berlín, el régimen comunista se va al garete, y se reunifican las dos Alemanias. Cuando despierta, nadie se atreve a decirle lo que ha pasado, así que su hijo, ayudado por sus vecinos y amigos, finge que todo sigue igual. Ruedan informativos falsos, hacen asambleas de vecinos, leen comunicados... Crean, en fin, una realidad paralela.
Se me vienen a la cabeza varios ejemplos de películas con argumentos similares, aunque con una mención me van a entender de sobra. Y lo digo porque, ¿cuántas veces durante las últimas semanas no han imaginado que todo lo que ocurre no es real sino un montaje? ¿No han pensado en algún momento que alguien va a entrar por la puerta y va a empezar a gritar: “inocente, inocente...”? ¿De verdad algunas mañanas no han dudado durante un rato al despertar sobre qué es real y qué no, y titubean un poco sobre si toda la historia pandémica no es sino un sueño, un mal sueño?
De hecho, a veces la realidad y el sueño se confunden, y uno no sabe si lo que registra en la memoria son cosas que han pasado en una pesadilla o son parte de la realidad-realidad. No es coña. Anteayer, en Milán, centro de la pandemia en Italia, se manifestaron varios cientos de personas de un movimiento llamado chalecos naranja. Los benditos chalecos naranja se manifestaron sin mascarillas, porque aseguran que son inútiles, además de negar la existencia del coronavirus. Luego, no entiendo muy bien lo que dice la noticia del periódico (se trata de un importante medio de difusión nacional), porque, tras negar la existencia del virus, el redactor afirma que los manifestantes proclamaban que su propagación se debía a un complot de China, ayudado por las antenas de telefonía móvil 5G.
He tenido que revisar el periódico para estar seguro de que se trataba de un hecho real-real y no de algo que ha pasado solo en mi cabeza. Porque además es peor de lo que pudiera parecer. Entre los comentarios de los lectores del periódico hay uno que insiste en las proclamas de los gilet arancioni. Y resulta que ese comentario es el más votado favorablemente por los lectores españoles.
O sea, hay partes de la realidad que imitan a las pesadillas, y casi no sabe uno si preferir las pesadillas. Entre otras cosas, porque el naranja no le sienta bien a nadie. Hay que estar loco para ponerse un chalequillo de ese color, por Dios.
L Laynez | Lunes, 01 de Junio de 2020 a las 13:30:15 horas
Balsa, no te tienes que ir tan lejos. Aquí en Rota ya tenemos una plataforma de conspiranóicos que se llama Antenas no, o Plataforma con las antenas de móviles o algo así.
Esta gente achaca a ese "demonio" muchos de los males que por desgracia nos afectan a todos.
Esto que podría dar risa para cualquiera con dos dedos de frente, se ha convertido en Rota en una cosa influyente y que aparece cada dos por tres en los medios. Tan es así, que han llegado a conseguir que el Ayuntamiento de Rota pague con nuestro dinero un "estudio radiológico" para detectar el riesgo de la señal de radio de los móviles.
O sea, algo que se viene usando desde que Marconi y otros comenzaron con las primeras emisiones de radio hace más de 100 año, y que organizaciones de científicos de prestigio del mundo entero han estudiado por activa y por pasiva para descartar cualquier tipo de daño a la salud, ahora llegan cuatro personas incultas y aburridas de Rota y consiguen 50.000 € eur de nuestro ayuntamiento para gastar en un nuevo estudio sobre el tema.
No sé si Spain is diferente, pero Rota si lo es. Espero que estas noticias al menos no salgan de nuestro pueblo por la vergüenza ajena que dan.
Por cierto espero que las imágenes del nuevo cohete de SpaceX, que ha retransmitido en directo la subida de la nave hasta la órbita haya servido para eliminar unos cuantos conspiraonóicos terraplanistas.
Vaya mundo que tenemos. A veces parece que seguimos en la oscura edad media.
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