Diario del año del coronavirus
Primavera tarda...
Balsa Cirrito
El lunes comenzaba la nueva realidad. Y lo cierto es que daba gloria salir a la calle. Había movimiento, se veía actividad, la ciudad bullía. Coches y furgonetas llenaban las calzadas. Acudí a un comercio y me encontré con una enorme cola. Una cola de gente muy cívica, que respetaba las distancias. El chico que me atendió se desinfectó tres veces las manos, con lo cual mi sensación de seguridad fue bastante grande.
Luego fui a El Puerto de Santa María, para visitar a mi madre a quien hacía un mes y medio que no veía. Daba gloria circular por carreteras con tráfico denso. Siempre se ha visto a la primavera como el renacimiento de la vida, y su indicio el brote de flores y follaje. Este año la primavera no la traen las plantas y los claveles, sino los tubos de escape de los coches. Puede ser poco poético, pero así nos vienen. Igual que en otra época se me hinchaba el pecho contemplando el paisaje de un riachuelo serpenteando entre unas rocas y bajo unos abedules, ahora me ocurre lo mismo si me cruzo con muchos Ford Fiesta y Seat Ibiza.
He visto en redes muchas publicaciones de aglomeraciones o de bares donde no se respetaban las normas. Es cierto, aunque en realidad casi todas se referían a dos lugares. Y creo que olvidamos cuando soltamos todos esos sermones por Facebook que la inmensa mayoría de la gente se comporta de forma extremadamente cívica. Casi todo el mundo se aparta cuando pasa por una acera un poco estrecha, y diría que el 80% de las personas lleva mascarilla.
Con respecto a los bares, quizás la piedra de preocupación más grande, se me ocurre una propuesta para el ayuntamiento. Cortemos el tráfico desde el cruce de María Auxiliadora con Príncipes de España. Dejemos pasar solo a camiones de reparto. Y convirtamos el resto de la ciudad en una especie de inmenso bar a cielo abierto. Es molesto, verdad. Pero recordemos que la hostelería es casi el principal sector de una localidad como la nuestra. Para situaciones excepcionales medidas excepcionales. Desgraciadamente, nuestra vida no puede seguir exactamente igual que antes. Es cierto, pero vamos a echarle imaginación y a tratar de que todo marche de la mejor manera posible. Ya lo decía Machado: Primavera tarda, ¡pero es tan bella y dulce cuando llega!
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