Coronavirus: Imágenes (por Manuel García Mata)
Mirar cara a cara a la terrible pandemia que nos asola nos ofrece múltiples y muy variados puntos de vista. Lo que es y lo que significa lo sabemos sufriéndolo en nuestras carnes, que son las del país de nuestros sentidos. Por ello, sólo me apetece dejar correr el hilo para que las sensaciones impregnen este texto: unas han de ser gratas, si bien no la mayoría.
Lo primero que vino a mi memoria fue la hoy tan distante imagen del fin de semana del 14 y 15 de marzo ¡qué lejano nos parece! Todavía no se había declarado el estado de alarma y la soledad de la playa recordaba las escenas finales de “Muerte en Venecia” en las que el apasionado e insensato profesor Gustav von Aschenbach, cegado por su deseo amoroso, busca al objeto de su pasión, Tadzio; del mismo modo que la gente descerebrada, la mayoría huida de sus distintos puntos de origen, salpicaban la playa de irresponsabilidad. Otra imagen, no tan romántica, pero sí muy recurrente, nos traslada a los primeros capítulos de “The Walking Dead”, las calles de Atlanta vacías, solitarias, silenciosas, anuncian la inquietud del peligro inminente, donde viene incorporado en la horda de caminantes que en el momento más sorprendente aparecerán, mucho que ver con el vacío de nuestras calles y el peligro, que en este caso llegará con un virus no tan visible como en la serie televisiva.
Otras imágenes mucho más bellas, mucho más humanas y que generan esperanza, a las que no hace falta buscar comparaciones, el sacrificio, la entrega, la profesionalidad del personal sanitario; el colectivo voluntario que arrostra riesgos inevitables en su compromiso al servicio de la gente; la fantástica y eficacísima labor de los cuerpos de seguridad, la guardia civil, la policía nacional, las policías autonómicas y locales, el ejército, sobre todo, la UME, la Unidad Militar de Emergencias, orgullo de toda la nación. Todas y todos, ejemplo inequívoco del heroísmo en su trabajo generoso.
Más amargas, más tremendas, han de ser las escenas en las que tantas personas dicen adiós a este mundo, sucumbiendo a la enfermedad sin que nadie les coja la mano, les hable con cariño, les acaricie la cara, viendo cómo se les escapa la vida en la más absoluta soledad; como tampoco pueden ser muy distintas las vividas por sus familias, sin contacto, sin noticias y sin posibilidad alguna de darles su despedida, de una forma sentida y respetuosa, donde el calor de las amistades acompañen en el sufrir. ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta impotencia!
Esta enfermedad nos ha robado algo tan nuestro como el abrazo, la proximidad, que traen el contacto físico, tan importante en nuestras relaciones más cercanas. Ese contacto físico que se ha muerto con la llegada del virus sin saber si algún día lo podremos recuperar.
Otras imágenes que no dejan de espantarnos, de impactarnos, de impresionarnos, son las de aquellos colectivos que no tienen donde refugiarse, ni menos poder seguir el confinamiento. ¿Qué será de tantos sin techo? ¿Cómo vivirán esos refugiados hacinados en ghettos o en fronteras blindadas del soñado y falso paraíso salvador? ¿ De qué manera se sufrirá la pandemia en esos países pobres en los que ni siquiera se sabrá quiénes ni cuántos sucumbirán al virus?
Alguien creerá que quienes escribimos estos textos solo hablamos siempre de lo mismo, pero… ¡es que hay tanto que decir!
Manuel García Mata

































Rebelderota | Miércoles, 25 de Marzo de 2020 a las 20:01:24 horas
Hay gente que no entiende que por esta pandemia y la situación que tenemos no quiere decir que dejemos de decir las verdades del gobierno. Pues si menos mal que aún hay Libertad de expresión pese a los que no les gusta mi opinión yo hago mi derecho de opinar sobre algo que veo mal y que casi nadie critica por una especie de buenísmo idiotizado que nos meten ciertos medios informativos para que un gobierno salga adelante sin responsabilidades por la mala gestión . Sr Garcia como le dije un buen articulo.
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