Calle Charco, con Antonio Franco
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NUESTROS GOBERNANTES ESTÁN NERVIOSOS
Que algunos y algunas se juegan algo más que el prestigio político en las próximas elecciones municipales es algo evidente. Algunos y algunas se juegan “su trabajo”, sus ingresos. Es verdad que existen personas que “dan la cara” formando parte de una lista electoral de cualquier partido político. Es loable esta actitud. Pero también es verdad que existen personajes cuyas vidas profesionales dependen de los resultados que se den. En el equipo de gobierno de nuestro Ayuntamiento hay muchos de ellos. No descubro nada con expresarlo. Es “vox populi”.
Por eso, a poco más de un mes para las elecciones, da la impresión que andan un poco nerviosos nuestros gobernantes y subalternos.
Nunca he leído en el programa electoral del Partido Popular y de Roteños Unidos, que uno de sus objetivos era, para la presente legislatura, la remodelación total de la plaza Príncipe Felipe, situada, como todos sabemos en la barriada María Auxiliadora, conocida como de las “quinientas doce viviendas”. Ni lo he leído ni lo he escuchado en aquellos debates que nuestras teles locales, dos, tenían lugar cada semana.
No es que los vecinos de las quinientas doce viviendas no se merezcan que les arreglen su plaza. ¡Faltaba más! Lo que indigna es que se propongan hacerlo ahora, precisamente ahora. Lo que provoca indignación es que se utilicen a esos vecinos, no como a ciudadanos, sino como a “materia electoral”. Cuando proclaman que van a llevar a cabo semejante ejecución no están pensando en el vecino, en la calidad de su barriada. En realidad están sopesando el número de votos que pueden ganar o perder en esa zona tan poblada.
Si esta acción fuera fruto del desarrollo de un programa electoral, estaría bien llevarla a cabo antes de acabar la presente legislatura. Sería una señal de que este equipo de gobierno cumple lo que prometía. Pero no es el caso. Además, han tenido ocho años para semejante actuación. Esto sólo es fruto del nerviosismo reinante en “los mandamases”.
Otro hecho que demuestra mi teoría del nerviosismo reinante es la actuación del portavoz de Roteños Unidos en el pasado Pleno. Parecía que actuaba para la galería. Pero allí no había nadie. ¿Para quién hablaba don Lorenzo en el tono que acostumbraba antes de su “baja político-laboral”? Puede ser que semejante actuación estuviese siendo grabada para cualquier cadena de televisión y, de esta forma, deslumbrar al vecino con sus declamaciones.
La verdad es que el hecho de que a Roteños Unidos “se les esté escapando votos por todas partes” puede producir cierta desazón.
Las encuestas que se puedan elaborar en Rota sobre intención de voto van a tener que ser analizadas con mucho cuidado porque el margen de error puede ser mayor de lo normal.
Roteños Unidos va a “explotar” la imagen de d. Lorenzo. Pero hay que tener en cuenta que ésta ha quedado un tanto deteriorada por su extraña retirada. Se despidió pero no se fue. Cedió la alcaldía a la portavoz del PP y algunos compañeros de partido no lo entendieron. Muchas personas que le habían votado no lo entienden. Si a ello unimos el fracaso de su programa electoral en aquello puntos que los independientes destacaban, podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos y sin estadísticas en la mano, que Roteños Unidos va a perder algunos concejales. ¿Cuántos? Ese dato lo ignoro. Pero ellos están convencidos de que va a ser así. El nerviosismo que les provoca es saber, precisamente, cuántos van a ser.
En cuanto a lo del nerviosismo lo comprendo sólo a medias. A ver, uno se presenta a unas elecciones por un partido político. Y, cuando lo hace, se presenta para ganar. Y si no se gana, aparte de la desilusión que pueda suponer, uno se va a su casa. Y no pasa nada. Pero, y vuelvo a las primeras líneas, algunos se juegan algo más que la ilusión de ser concejal.
Como la Ley Electoral prohíbe las inauguraciones una vez que han sido convocadas las elecciones, se anuncia en primera página lo que se va a llevar a cabo. Es otra manera de “inaugurar”.
Otro factor para producir ese estado de desasosiego puede ser que, al perder las elecciones, los nuevos gobernantes lleven a cabo una auditoria (que, por otra parte, todos llevan a cabo al principio) y se hayan cometido algunas irregularidades durante el mandato. Ello puede ser motivo de alarma. Lo normal es que todas las actuaciones se hayan hecho con todas las garantías legales. Pero nunca se sabe. Ni usted ni yo pondríamos la mano en el fuego por nadie, ¿a qué no?
Salud.
ANTONIO FRANCO GARCÍA












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