Coronavirus (por Manuel García Mata)
Hacía mucho tiempo que una enfermedad no causaba tanta alarma a nivel mundial. La aparición del COVID-19 ha supuesto un impacto imprevisible como ninguna otra enfermedad contagiosa, en este mundo del Siglo XXI. No se puede olvidar que otras enfermedades infecciosas también han causado estragos no hace mucho tiempo, pero al localizarse en zonas concretas, sobre todo por encontrarse éstas en zonas alejadas de los países occidentales, sus efectos se han limitado a su zona de origen; de muy triste recuerdo es el virus del Ébola, aparecido por primera vez en la República Democrática del Congo en 1976. Respecto del Coronavirus, decir que nos recuerda las epidemias de peste que sufrió Europa, especialmente mortíferas entre los siglos XIV y XVII.
El COVID-19 aparece a primeros de diciembre del año pasado en Wuhan (China), su expansión en la zona se produce muy rápidamente, causando miles de contagios, que poco a poco saltaron las fronteras del país de origen y en estos tres meses largos se ha extendido a todo el mundo, (145 países hasta hoy, 14 de Marzo, día en que se elabora este artículo).
Viene a la memoria que al principio de la enfermedad, posiblemente debido a la distancia, mayoritariamente tampoco daba la impresión que nos asustase, suponiendo que el problema se solucionaría sin mayores dificultades para nuestro pequeño mundo europeo occidental. Es más, sirvió de tema de cotilleo, incluso abundaron las bromas sobre el tema. Pasando los días el interés y la preocupación han ido cambiando y una vez que el COVID-19 ha alcanzado a España, la óptica es completamente diferente.
La visión que se genera en torno al problema en absoluto es unánime. Desde quienes desde el principio mostraron su recelo, y miedo también porqué no decirlo, hasta quienes lo observaban con cierta despreocupación o/e indiferencia, en base, en parte quizás a las informaciones especializadas que nos llegaban, en las que se nos tranquilizaba comparándolo con el mayor efecto en la población de la gripe estacional. Ahora que las cifras empiezan a poner contra la pared estas informaciones condescendientes las opiniones han cambiado y es sinónimo de sensatez enfrentarse al COVID-19 con mucho mayor respeto. Se muestra evidente que el endurecimiento de las precauciones no dejan duda de la singular importancia de la enfermedad, a la que la OMS ya ha considerado pandemia.
Retomando los primeros momentos, China fue criticada por manifestarse allí la enfermedad y por los datos que arrojaban. Hoy en día se ha demostrado con claridad apabullante que son ellos quienes mejor se han enfrentado a la crisis sanitaria y que mejores resultados obtienen en combatirla. De 80.976 casos confirmados hay 3,9% de fallecidos, después de más de tres meses, y un 81,1% de recuperados; el segundo país es Italia con un 7,2% de fallecidos y un 8,1% de recuperados; Irán el tercero con un 4,8% de fallecidos y un 27,7% de recuperados; mientras que España, quinto en número de casos, después de Corea del Sur, y cuarto en fallecimientos, con un 3,1% y 8,3% de recuperados, en poco más de mes y medio.
Hoy en día, con plena conciencia de la gravedad de la problemática ocasionada, ansiamos que las medidas anunciadas por las autoridades sanitarias y gubernamentales den pronto sus frutos. Pero, como siempre, en un país como el nuestro donde lo que mejor hemos aprendido ha sido hacer lo que nos apetece, importándonos muy poco el resto de la gente, se observan conductas de lo más irresponsable. Una vez claramente advertida la población del qué hacer y el qué no hacer, pues el coronavirus cabalga en España a velocidad de vértigo, se siguieron sucediendo hechos intolerables. La última, que ha generado las lógicas reacciones entre las autoridades locales de los lugares de destino, ha sido el éxodo de gente de Madrid, que deberían estar en sus casas, sobre todo siendo esta provincia la que alcanza más de la mitad de los casos diagnosticados en España, a las playas a traer a zonas menos infectadas el riego del contagio.
Pero no nos podemos quedar con el amargo sabor de boca que nos deja esta actitud. Es momento de reconocer la excelente labor de la profesión médica, de la enfermería y de otros colectivos de la sanidad, por ello aplaudimos con el corazón cuando esta noche hemos salido a nuestros balcones y terrazas a mostrarles nuestro agradecimiento por su labor y su entrega. También es el momento de reconocer la solidaridad que desde dentro el pueblo español se está generando: empezando por lo más cercano, emociona saber que un nutrido grupo de personas roteñas se ha ofrecido para ayudar, dejando sus nombres y sus números de teléfono a disposición de quien les necesite, son jóvenes, miembros de hermandades, costaleros...; agradeciendo a quienes se han esforzado en poner a nuestra disposición medios de entretenimiento para la infancia y para la gente adulta, juegos, libros, música, películas, recetas, etc; dejando seguro sin citar montones de iniciativas. Eso sí nos hace grandes.
Los efectos en la salud son muy preocupantes y, aunque tuviésemos la fortuna de que las medidas tomadas recondujeran la situación, no se produjeran más muertes y se consiguieran pronto todas las recuperaciones, las consecuencias en la economía del país son desastrosas, empezando por la bolsa, las pérdidas empresariales, las ruinas de PYMES y autónomos, la pérdida de jornadas de trabajo y salario de las personas empleadas que se están viendo afectadas, el salvaje gasto público que esto está suponiendo para las arcas del estado y, por ende, los puestos de trabajo que se van a perder y la falta de recursos económicos para atender cuestiones básicas; dramáticas circunstancias que sin duda aterrorizan.
El problema es tan serio y la población es tan vulnerable, que solo nos queda en confiar en que las medidas radicales anunciadas esta noche por el Presidente sirvan para algo.
Manuel García Mata

































PObre de nosotros | Viernes, 20 de Marzo de 2020 a las 16:48:04 horas
Sin duda alguna Sánchez, Iglesias y todo el gobierno deben "pagar" todo lo que están haciendo, mejor dicho, por lo que no están haciendo. ¿como es posible que Sánchez acuasara a Rajoy de desgobierno cuando la crisis del ébola y ahora pida ayuda después de 1000, si, 1000 muertos y nada de autocrítica?, ¿como es posible que Iglesias y toda su tropa se vaya de rositas después de haber animado a manifestarse el 8 de marzo a sabiendas del riesgo que corriamos todos los españoles, se salte la cuarentena y salga en la tele para tener protagonismo? es un impresentable, esto no puede ni debe quedarse así. ¿os imaginais la situación actual con la derecha en el poder? ardería España.
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