30 FEBRERO. Una fecha más que rara (1)
Sí, ha leído bien, pone 30 de febrero y lo sé, suena más que rara. Y no, no se trata de un error de transcripción por mi parte lo que bien podría ser, pero no es este el caso, la fecha del título es correcta y de ella precisamente le quiero escribir. De la del 29 de febrero -una fecha rara por escasa, que aparece cada cuatro años y solo existe en los años bisiestos como este de 2020- ya ‘opinamos’ algo la semana pasada, por lo que la dejaremos estar por ahora, centrándome en la de marra, 30 de febrero, que es una fecha mucho más rara. De hecho, a lo largo de la historia, sólo ha existido como tal en tres ocasiones y en dos países concretos, la primera a comienzos del siglo XVIII en Suecia y las otras dos a finales del tercer tercio del siglo XX, en la Unión Soviética. Se las expongo por orden cronológico de aparición.
30 de febrero de 1712, Suecia. Es el primer 30 de febrero del que tenemos constancia y tuvo lugar en Suecia, un país que en los albores del siglo XVIII era una de las más poderosas potencias europeas, pues su territorio abarcaba lo que ahora son Finlandia, Estonia, Letonia y una gran zona de Noruega, además de pequeños territorios de Rusia y la actual Alemania. O sea. Pues bien, a pesar de ser católica y que el Papa Gregorio XIII, asesorado por el astrónomo alemán Cristopher Clavius, instaurara el calendario gregoriano (1582) en sustitución del juliano, ordenando que al día 4 de octubre le siguiera el 15, en vez del 5 como Dios manda (perdón), y con esos diez días suprimidos igualar los calendarios solar y eclesiástico, a pesar de eso les decía, Suecia, como otros países europeos, no estuvo ni muy diligente ni muy dispuesta a la hora de ponerlo en marcha. Verán. No estuvo diligente porque no fue hasta noviembre de 1699, algo más de un siglo después, cuando decidió adoptar el nuevo calendario gregoriano, para empezar a utilizarlo a partir de 1700. Tampoco estuvo dispuesta porque lo quiso hacer a su manera, y en vez de suprimir abruptamente la decena de días octubrinos como mandaba el Papa, optó por una reforma paulatina reduciendo un día por año, hasta completar el retraso. En puridad le apunto que, otras fuentes documentadas indican un método diferente de ejecución, el de omitir los años bisiestos y su día adicional entre 1700 y 1740, para así acercarse al calendario gregoriano. Pero bueno para el caso que nos trae, la verdad resulta lo mismo.
Calendario sueco. Lo mismo porque se quitó un día el 1 de marzo en 1700 pero -con el comienzo de la Gran Guerra del Norte, una serie de conflictos en el NE de Europa entre los años 1700 y 1721-, no se volvió a hacer ninguna reducción más. De modo que el llamado calendario sueco se adelantaba en un día al calendario juliano, pero aún tenía nueve días de retraso con respecto al gregoriano. O sea que ‘no era ni fu ni fa’, ‘ni chicha ni limoná’. Una confusa situación almanaquera que empezó a tener su principio del fin en 1711 cuando, el rey Carlos XII decidió abandonarlo y volver al antiguo calendario juliano. Algo fácil de llevar a cabo pues solo tuvo que añadir una jornada suplementaria en febrero de 1712, que así pasó a ser un año bisiesto por partida doble, al contar con un día 29 y un día 30, correspondientes al 29 de febrero del calendario juliano y al 1 de marzo del gregoriano. Este es el primero de los tres 30 de febrero que le traigo, y eso fue lo que duró el calendario sueco, desde el 1 de marzo de 1700 hasta el 30 de febrero de 1712. Fue la forma, ‘a la sueca’ digamos, de arreglar el abandono del abandono, retornando al calendario juliano en el que permanecieron cuarenta años más, exactamente hasta 1753 en el que decidieron utilizar el actual gregoriano. Pero Suecia no ha sido el único país en tener un 30 de febrero, también la Unión Soviética lo tuvo, aunque algo más de dos siglos después, y por duplicado.
30 de febrero, Unión Soviética. En realidad, los cambios calendarios empezaron con la Revolución Rusa (1917), cuando el primer gobierno soviético decretó la instauración del gregoriano en sustitución del juliano, un cambio que por otro lado ya se había realizado en buena parte de Europa. Así fue como al (juliano) día del 1 de febrero de 1918 le siguió el 13 de febrero (gregoriano), desapareciendo del recuento oficial de días las jornadas entre ambas fechas. Con esta adaptación la URSS tenía el mismo sistema de datación que el resto de Europa, lo que estaba bien, aunque al parecer no todo lo bien que podía estar. (Continuará)
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FUENTE: Enroque de ciencia












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