Y todo, ¿para qué?
Siempre he creído que las ideologías, cualquier ideología, convierten a un ciudadano normal en un tonto el haba. Las ideologías vienen a ser una herramienta para no tener que molestarnos en pensar, ya que sobre cualquier cuestión nos dicen qué postura debemos asumir. Es como una regla para medir el mundo, y si el mundo no se deja medir, pues un mojón para el mundo y que luego averigüe Vargas dónde estaba el problema.
Por ello, siempre sabemos qué va a decir un podemita o un voxero antes de que hable, lo cual, si nos paramos a examinarlo, resulta bastante triste. Discutir con un podemita o con un voxero es como discutir con un karaoke, porque vienen de fábrica con la letra de la canción escrita, y no se la cambia ni Alejandro Sanz haciendo horas extraordinarias.
Pero voy a ser más concreto. En Cádiz han retirado un busto, una placa, un monumento y le han cambiado el nombre a un teatro, todos dedicados al escritor gaditano José María Pemán, haciendo un uso inadecuado y no contemplado en el texto de una ley que ya es tonta de por sí, como es la Ley de Memoria Histórica.
Pemán, no fue persona que se manchara de sangre las manos durante la Guerra Civil. Es más, en los años 50 tuvo varias actuaciones para defender a estudiantes universitarios de izquierdas, y cobijó a algunos políticos contrarios al régimen franquista. ¿Que apoyó a Franco? Pues sí. Como Manuel Machado, Unamuno, Azorín, Mihura, Gregorio Marañón, Cela, Gerardo Diego, Torrente Ballester o Miguel Delibes, por citar a unos pocos.
Siempre me ha parecido muy triste la teoría de a moro muerto gran lanzada, en este caso agravada por un ridículo empeño de aplicar las reglas de medir de hoy a las cosas de antaño. Cualquier día veremos que se censura a Cervantes por antimusulmán, a Shakespeare por machista y a Dante por escribir que hay Purgatorio.
Y, todo hay que decirlo, buena parte de la izquierda se está comportando de una manera muy mezquina. Demos la vuelta al asunto. En Rota hay una biblioteca llamada Rafael Alberti. ¿Alberti? Caray...
Alberti era comunista, ideología que el Parlamento Europeo pone al mismo nivel que el nazismo. Durante la Guerra Civil hubo cierto runrún sobre si liquidó o no liquidó a gente, y Agustín de Foxá le acusa de haberse ido de la mano (aunque también es verdad que el testimonio de Foxá no es lo que se dice irrefutable). Y si esas dos cosas no bastaran, de lo que no cabe duda es que escribió poemas laudatorios a un tirano genocida como fue Stalin. Pemán escribió poemas alabando a Franco, y Alberti lo hizo con Stalin. Si digo la verdad, hijopuchi por hijopuchi casi prefiero a Franco.
Pero a nadie, empezando por mí, se le ocurre retirar los homenajes a Alberti, entre otras cosas, porque fue un gran escritor. Bastante mejor, por cierto, que Pemán. Que no se le concedan nuevos honores a Pemán porque su categoría artística tampoco fuera muy grande, me parecería lógico. Quitar las placas por venganza política, me parece miserable.
PD. He dicho que parte de la izquierda se está comportando de manera muy mezquina, pero la derecha tampoco lo hace mejor. Lo ocurrido en el cementerio de la Almudena de Madrid con Miguel Hernández resulta igual de estomagante.












Josele | Miércoles, 04 de Marzo de 2020 a las 20:22:17 horas
Siempre leo a José Cirrito porque me resulta de interés lo que dice. Un día se levantará y se dará cuenta que coíncide en más puntos con el centro-derecha porque el PSOE es el sectarismo, la demagogia y que te frían a impuestos. Ah y agencia de auto-empleo para los de su cuerda.
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