(Continuación) Pero bueno, es la tercera fecha, la de hasta el 17 de enero. Sin embargo y como seguro sabe, no todo el mundo hace caso a los refranes, no siendo pocas las personas que mantienen cualquier otra tradición. Por ejemplo la de llevar la felicitación navideña del año nuevo hasta recién entrado el mes de febrero, que ya les vale.

Fiesta de la Candelaria. En concreto hasta el dos de febrero que es cuando se cumplen cuarenta días (40) desde la fecha en la que, desde el siglo IV, se dató el 25 de diciembre como el Nacimiento de Jesús. Una fiesta popular de los católicos, aparece en las Sagradas Escrituras, que celebra la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de la Virgen después del parto (la famosa ‘cuarentena’ de las parturientas), entre otros sucedidos religiosos.

Unas costumbres procedentes también de la antigua tradición judía, por la que se presentaba a los recién nacidos ante los sacerdotes del templo cuando habían cumplido cuarenta días de vida. De ahí que muchas personas consideren como el último de las fiestas navideñas a este día y prolonguen la felicitación del nuevo año hasta el 2 de febrero, Fiesta de la Candelaria. Bien, vale, pero, ¿cuál utilizamos entonces?

¿Cuál utilizar? ‘That is the question’ que diría aquél por voz del bardo, y una puesta de perfil a la que me apunto, dándole una larga cambiada con el castizo ‘Usted mismo’ y me explico. Dado que es una cuestión protocolaria, sobre la que no existe una regla o norma definida por estar basada en costumbres locales, y ser por tanto tradiciones que mandan aunque no se traten de reglas escritas, lo suyo es acogerse a dichas costumbres, ‘donde fueres, haz lo que vieres’ que dijo el otro. En España, felicitar el Año Nuevo los días 1, 2, 3, 4 y 5 de enero, a quienes nos vamos encontrando, parece que está meridianamente aceptado, si bien es cierto que a partir de ahí, la verdad es que ya nos asaltan las dudas.

Aunque no lo es menos que el ‘parón navideño’ suele alargar hasta el día 7 de enero y el siguiente, haciéndolos también apropiados para el festivo saludo, mientras vamos retomando la cotidiana vida vecinal, escolar, laboral o social. A partir de esas fechas no es que sea incorrecto hacerlo, pero sí resulta bastante inhabitual por lo que se aconseja sustituir dicho saludo a nuestros vecinos, conocidos, amigos o compañeros, por una pregunta sobre cómo han pasado las fiestas, está la familia o han empezado el año. Es decir, mostrando un educado interés más generalizado sobre las pasadas fiestas navideñas, pero sin concretar en una felicitación específica del nuevo año.

¿Dónde está el límite? ¿Hasta dónde llega la prudencia? ¿Es un formalismo innecesario? Bueno, yo mismo y perdonen la autocita, he llegado hasta febrero pero verá, si lo continuamos en fechas posteriores, tampoco es que estemos cometiendo una falta de educación. Siempre es preferible un exceso de cortesía que su defecto y nadie, o casi nadie, se va a molestar si le felicitan el año, aunque sea un poco más tarde de lo habitual. Digo un poco más tarde de lo habitual porque en este sentido ‘hay gente pa tó’, y lo mismo te encuentras con quien te felicita el año hasta ese primero de febrero, que ya está bien, como con quien lo hace la primera vez que te ve en el nuevo año, sin que le importe lo más mínimo el mes en el que estemos.

Es como si no se quedara tranquilo si no lo hace. En fin, que lo resumió bien el matador en su conversación con el filósofo, aunque eso sí, todo lo dicho vale pero sin perder de vista las costumbres del lugar, pues no olvide que hay países en los que no se celebra el día de Reyes, y la Navidad se da por terminada el 2 de enero de modo que extender la felicitación más allá es impensable. Por mis hijos sé que a un londinense, escuchar “Happy New Year” un 5 de enero le sonará, cuando menos, extravagante. Hijo de la pérfida Albión, al fin y al cabo.

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FUENTE: Enroque de ciencia