El Gobierno de Coalición (por Manuel García Mata)
El denostable 2019 se escapa de nuestras vidas acercándonos a la españolidad un nuevo gobierno, como si quisiera dejar un buen recuerdo a tanto tiempo de inoperancia y desilusión que en su transcurso hemos vivido. Un gobierno integrado por dos fuerzas políticas con vocación de rivalidad que han sabido dejar atrás todas sus diferencias en aras de la difícil tarea de ofrecer esperanzas a la mayoría silenciosa en muchos casos de este país, que sufre con estoicismo todos los males que le infecta el liberalismo hoy tan en boga.
De cuantas personas me conocen, o leen lo que escribo, es sabido que nunca he sido partidario de esta colaboración, ni he apoyado con mi voto nada similar. Pero, si algo tengo claro, desde hace mucho tiempo en esta materia, es, que por salud democrática, priorizo el respeto a las decisiones mayoritarias del colectivo a cualquier postura personal. A veces no gusta, pero la democracia es lo que tiene.
No da la apariencia de que todo el mundo tenga tan claro un concepto tan fundamental para el ejercicio de la política. Es proverbial que cuando los resultados no son los apetecidos surjan en todos los partidos distintos personajes significativos, del presente o del pasado, que pecan de enorme sobrexposición en los medios para mostrar toda la insatisfacción que esto les produce. En muchos casos les suele llevar a sobreactuar y a convertir esa lógica contrariedad en otras pasiones mucho más indignas. Las derechas de este país, las consideradas civilizadas, despotrican contra este gobierno y de la negativa del Presidente Sánchez a ofrecerles el famoso pacto “constitucionalista”, sin querer recordar que antes de terminar el recuento del 10 de noviembre ya se manifestaban cerrando la posibilidad de lo que después exigían, realmente sorprendente. Todo debería haber quedado ahí, pensando en cómo posicionarse para llevar adelante una oposición eficaz y dejar que el nuevo gobierno eche a andar. No sería esto España si esto fuera así.
Las presiones de la derecha, la civilizada y la otra, se suman a las de otro colectivo de mayor peso aún. La clase empresarial se significa cargando contra el gobierno que parece que definitivamente se conformará en breve. Toda esta oposición político-económica no está dispuesta a facilitar su labor al nuevo equipo de Moncloa y para ello sacan a cuantos gurús mediáticos controlan para ir socavando la confianza de la gente que ha mostrado la voluntad de poner a PSOE y a Unidas-PODEMOS en el lugar que les permite regir los destinos de nuestra nación. Esa es su manera de entender la democracia.
Desgraciadamente con toda la fuerza que atesoran usando sus medios y sus voceros complicarán aún más la difícil tarea que aborda el nuevo ejecutivo y los efectos serán nocivos para todos. La odiosa frase de “cuanto peor, mejor” no solo se puede aplicar cuando nos interesa; también en este caso tiene toda su indecente vigencia.
Señalado el principal problema cabe desear con enorme ilusión que las medidas acordadas como eje de la acción del gobierno de coalición den su fruto. El pecado que llevan implícito es la firme convicción de procurar la mejora de la situación en un país en que la amplia mayoría de su gente camina indefectiblemente hacia peor.
No estaría mal que quienes siempre salen ganando fueran ahora más generosos.
No caerá esa breva.
Manuel García Mata

































Antonio Andrés | Jueves, 09 de Enero de 2020 a las 10:14:06 horas
Da gusto leer tantos comentarios y análisis políticos por parte de los escribientes en esta sección. Hay nivel. Que digo Nivel, nivelazo
Accede para votar (0) (0) Accede para responder