El tiempo vuela y, como quien no quiere la cosa, nos encontramos a estas alturas con que ya se nos ha pasado medio año desde que el electorado roteño refrendó a Don José Javier Ruiz Arana como alcalde de nuestro pueblo. El PSOE, con cierta sorpresa, repitió éxito y en esta ocasión alcanzando la mayoría absoluta; esa que permite gobernar como se prometió en la campaña, libre de cualquier otro compromiso. Hasta aquí, nada nuevo.

No cabe duda que nuestro alcalde ha crecido como gestor y como político; basta observar su manera de actuar, tanto en el pleno, en sus intervenciones ante los medios, en el trato con la gente y, sobre todo, en su quehacer cotidiano, para darse cuenta. Ha ido aprendiendo, ha ido madurando y ha mejorado. Teniendo en cuenta que su partido a nivel andaluz, alicaído por la pérdida del gobierno de la Junta y tocado y medio hundido por la sentencia de los ERE, haría bien en ir renovando la plantilla del primer equipo, si es que quiere recuperar las opciones de volver a la gobernación de Andalucía. Haría bien en renovarse con nuevos valores y José Javier Ruiz es de lo mejorcito que tienen en la cantera.

Todo lo anterior no quiere decir que lo haga todo bien, pero es evidente que va por buen camino. Entre estas cuestiones en las que “Necesita Mejorar” habría que recordar a nuestro primer edil que las promesas electorales, si no se van a cumplir, más vale que no se anuncien. No fue nada edificante, aunque los votos no lo tuvieran en cuenta, la postura que el gobierno municipal mantuvo ante el problema de la vaqueriza.

Recordarán ustedes que el PSOE se comprometió a solucionar el problema como promesa electoral en las elecciones municipales de 2015. Las gestiones llevadas a cabo no dieron resultado y la postura del ayuntamiento se fue endureciendo según se aproximaban la fecha de las elecciones, llegando a un grado de presión tal, que dio una imagen de intransigencia nada ejemplar para descrédito de un partido que presume de democracia. El resumen es que seguimos en las mismas, después de haber librado una tremenda batalla que no sirvió nada más que para dar tremendos quebraderos de cabeza a los protagonistas del conflicto.

Ahora, con las elecciones municipales muy lejos, es el momento de retomar el asunto con más calma, negociando civilizadamente, buscando una solución en la que si tienen que producirse perjuicios e inconvenientes que estos sean los mínimos. Ya no es cuestión de demostrar quién tiene razón y quién no. Visto con objetividad la solución solo puede pasar por el traslado de las instalaciones, son muchas las personas afectadas por el problema y ya se está tardando demasiado en solventarlo. Ahora es el momento y le animo al Sr. Alcalde a dar el primer paso. Que se note.

Manuel García Mata