El Viernes Santo se quedó a medias. La previsión de lluvias para la tarde noche de la jornada hizo que la Hermandad de la Veracruz decidiera finalmente no correr el riesgo de salir a realizar la estación de penitencia por miedo a que el agua los sorprendiera a mitad de camino. Un acuerdo difícil al que llegó la junta de gobierno que esperó hasta el último momento para dar a conocer su decisión final.

Así, tras comunicar a los hermanos que los dos titulares, el Cristo de la Veracruz y María Santísima de las Angustias, se quedarían en capilla, las puertas de San Roque permanecieron cerradas al público mientras en su interior se llevaba a cabo el rezo de un via crucis entre algunas lágrimas y un sentimiento de decepción motivado por no poder realizar la salida procesional. Al otro lado, en plena plaza, esperaban un buen número de ciudadanos que confiaban en que la hermandad cambiara de opinión dado que en ese momento, el cielo se mostraba algo más despejado. Y es que como suele ocurrir con este tipo de situaciones, difícilmente se agrada a todos a la hora de elegir si salir o quedarse en capilla, pero la Veracruz lo tenía claro, no asumirían el riesgo de mojarse.

En su templo, el Cristo de la Veracruz, que pisaba un monte de claveles rojos, precedía en la capilla a su Madre, la Virgen de las Angustias que estrenaba para la ocasión el sobremanto. Ni Antonio Martín Niño, capataz del Cristo, ni Luis Miguel Romero Bernal, capataz de la cuadrilla de la Virgen que se hubiera estrenado como tal en esta salida, pudieron realizar su labor en la calle. Aún así, buena parte de los hermanos de esta hermandad se han mantenido en el interior de la capilla recibiendo a todo aquel ciudadano que ha querido entrar a ver a los dos titulares que durante la tarde del Viernes Santo deberían haber llenado las calles del municipio.

A las siete y media de la tarde, para no irse con mal sabor de boca, tanto la Banda Municipal "Maestro Enrique Galán" como la Banda del Rosario de Brenes, que estaban preparadas para formar parte del cortejo acompañando a la Veracruz, dedicaron varias marchas a las puertas de la capilla de San Roque ante un numeroso público que a esas horas se encontraba con la incertidumbre de no saber si el Santo Entierro de Cristo correría la misma suerte y por tanto, el Viernes Santo al igual que la Madrugá, se quedaría sin una representación por las calles de la Villa.