"Propina. Cuantía, origen y significado"
por Carlos Roque Sánchez
(Continuación) “Tres eran tres, las hijas de Elena; tres eran tres, …” así empieza el viejo dicho que me viene de perlas, a propósito de las entradas que le dedico al asunto propinero, los anteriores sobre su porqué y cómo, y éste, como pueden ver, sobre su cuánto, cuándo y qué.
¿Cuánto dejar de propina? Vaya por delante que su importe en España no sólo no está regulado en ningún sentido, no hay ni asomo de norma, sino que, y a pesar de lo extendida que está la costumbre, no llega a tener naturaleza de fondo jurídico. De modo que no solo no tenemos ninguna obligación de dejar importe alguno, sino que no existe una cantidad señalada al respecto. Bueno es saberlo. Pero por lo que tengo aprendido de personas que me consta están muy viajadas y leídas, ante una cuenta de cierta importancia y si queremos dejar una gratificación económica correcta por estar satisfechos con la comida servida y el servicio recibido, es un buen indicador o guía cuantitativa de la misma el diez por ciento (10%) de su importe. Parece que ése es el monto razonable, lo que lo pongo en su conocimiento, en lo que respecta a las personas referidas, me atengo a lo que dejó dicho el ‘Príncipe de los Ingenios’: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Pues eso.
No obstante, en la sobremesa de la comida veraniega de marras, fui un paso más allá y pregunté si solían dejar propinas en bares y restaurantes. Y aunque desde el punto de vista estadístico la muestra no era significativa, ‘grosso modo’ de sus respuestas me salieron los siguientes porcentajes: un 70% afirmaba que dejaba propinas o no, según su satisfacción con el servicio recibido; un 13% aseguraba darla siempre y, el 17% restante afirmaba que nunca la dejaba. Vamos que el que quiere da y el que no, no da. Y hasta aquí lo que les quería contar de la propina, que ya ustedes sacarán sus propias conclusiones, si bien y por aquello de que ‘divuga que algo queda’, no me resisto a dar unas pinceladas culturetas sobre el origen y significados de la propina.
Origen y significados. Según algunos exégetas, desde el campo de la etimología, el término propina podría provenir del latín ‘propināre’, en el sentido de ‘dar de beber’, que a su vez derivaría de un término griego de significado ‘antes de beber’, referido a la costumbre que existía en esa civilización de dejar un mínimo de bebida en la copa, cuando se brindaba por la salud de alguien presente, quien debía tomarla. En lo que concierne a este nexo les referiré que la Real Academia Española (RAE), si bien admite el origen lingüístico, alberga sus dudas sobre la relación con ‘propināre’ y su significado vinculante con la bebida. Por cierto, la asociación entre los términos propina y bebida no es exclusiva del idioma español, sirvan como botones de muestra el ‘pourboire’ (parabeber) del país vecino o el ‘trinkgeld’ alemán. Lo dejo aquí.
Con el paso del tiempo, la palabra propina dejó de estar exclusivamente relacionada a la bebida y se asoció con la gratificación ofrecida por diferentes servicios recibidos. Sus orígenes parecen situarse en la Europa del siglo XV, cuando la clase feudal empezó a dar cierto dinero a personas socialmente inferiores. Una costumbre de los señores que se podia interpreter bien como un gesto de buena voluntad, o bien como una humillación, recuerdo y advertencia a los vasallos de quién estaba al mando. Una cuestión de perspectiva, claro. Un siglo después, en la Inglaterra del XVI, se empezó a poner de moda que los huéspedes invitados de una casa, dejaran dinero para los sirvientes de sus anfitriones, en señal de agradecimiento por las horas extras que debían trabajar a causa de su presencia. Un gesto de buena voluntad que, pasado un tiempo, los sirvientes consideraron debía ser un acto obligatorio de los señores invitados, por lo que no dudaban en quejarse en caso de no recibirlo. Otra cuestión de perspectiva por la que, ni que decirles tengo, la nobleza y la aristocracia intentaron abolir por ley esta costumbre, lo que motivó que en Londres se produjeran disturbios. Les hablo de 1764.
Otros significados. No les canso, con el avance del comercio y ya a mediados del siglo XIX, los estadounidenses que visitaban Europa acostumbraban a dejar propina con la intención de demostrar que tenían una educación refinada, aunque a nadie escapa que el gesto seguía siendo interpretable por una y otra parte. Y así hasta llegar al actual Diccionario de la Lengua Española (DLE) con sus dos primeras acepciones: “Agasajo que sobre el precio convenido y como muestra de satisfacción se da por algún servicio”, “Gratificación pequeña con que se recompensa un servicio eventual”. Ya ven por dónde van los expertos de la cosa.
“…y ninguna era buena; tres eran tres: Julia, Paloma y Elena”. Así cantaban a inicios de la década de los setenta el dúo ‘Vainica Doble’, completando el conocido refrán que, con cierta connotación peyorativa, alude a aquellas personas que intervienen sin brillantez en un mismo oficio u ocupación. Ya ven también por dónde va el escritor de esta ‘Opinión semanal’.
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FUENTE: Enroque de ciencia





































Hermano Lobo | Domingo, 29 de Septiembre de 2019 a las 20:59:48 horas
Los hay tacaños y amargados.
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