El viento de poniente está aliviando en parte las temperaturas por lo que el camino hacia el Rocío está siendo para los rocieros algo más liviano. Ayer, en su primera jornada de peregrinación, las ganas y la ilusión de volver a ver a la Blanca Paloma se notaba en el ambiente. Desde que saliera de Rota la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío hasta que embarcaron en Bajo de Guía y llegaron a Marismillas, donde pernoctaron, los rocieros no han tenido percances y todo se ha desarrollado bajo la normalidad prevista.

Los caminos están en buen estado y el ambiente acompaña a una peregrinación que arrastra a miles de personas.

Aunque desde Rota partieron ayer algo más de 300 rocieros, serán muchos más los que se reúnan una vez que lleguen a la Casa Hermandad en la aldea almonteña y todos, irán a ver a la virgen del Rocío el sábado, día de la presentación oficial ante la Hermandad Matriz y la Madre de los rocieros.

La carreta nueva que porta el Simpecado llegaba a Sanlúcar para su embarque, que finalmente se produjo sobre las 4.30 de la tarde, desde allí, andar muchos metros hasta llegar al lugar donde Rota pernocta su primer anoche. Buen ambiente, convivencia, cante y baile, fraternidad, devoción y diversión a partes iguales en un camino que está siendo bueno. La noche, como es habitual, ha sido larga y eso se nota en este segundo día de camino, pero el disfrute del camino compensa las pocas horas de sueño.  Esta mañana, tras la celebración de la eucaristía, los rocieros han levantado campamento y esta noche, tras otros tantos kilómetros, llegarán al Corral de Félix donde pasarán su segunda noche. La carreta, como ayer, volverá a iluminarse y será centro de plegarias, oraciones y cante.

Cada uno vive el Rocío como quiere, pero aquellos que lo hacen con devoción, viven momentos irrepetibles. En principio, mañana al caer la tarde, la hermandad debe llegar a su casa en el Rocío.