En esta sección se ofrecerán fragmentos del libro escrito por el roteño Prudente Arjona, titulado "Historias populares de la villa de Rota", que como su propio nombre indica, refleja buena parte de la historia local.  Aunque el libro está a la venta en papelerías del municipio, el afán del autor nunca fue lucrarse con ello, por eso, permite a Rotaaldia.com compartir algunos de sus capítulos para que el gran público tenga conocimientos de una parte pasada de la villa.

Os dejamos con el capítulo:

Entre la calle Cuna y plaza del Padre Eugenio se encuentra la calle Pérez de Bedoya, cuyo primer tramo desemboca en la plaza Barroso para continuar hasta la misma puerta de Jerez, hoy desaparecida, que fue una de las cuatro puertas de acceso a la Villa.

Se ignora los nombres con que fue conocida ancestralmente dicha calle, ya que sólo se han podido encontrar algunos datos referentes a la misma, de los que se deduce que fue conocida por callejón del Moro y calle Castellana. También aparece en algunos apuntes con el nombre de Sarmiento, todo ello en el siglo XVII.

Ya a partir de 1789 se encuentra en algunos documentos con el nombre de Melchor Pérez de Bedoya, regidor que fue de esta villa a principio del siglo XVIII. Posteriormente figuró, hasta el día de hoy, con el nombre de Pérez de Bedoya.

En el número 16 existió una casa de tipo señorial y de dos plantas, conocida por casa del Pozo. Fue propiedad de don Juan Martín del Pozo, que dio nombre por un corto espacio de tiempo a la actual calle de Nuestra Señora del Rosario, sin que se haya encontrado causa alguna para tal distinción por parte de la Villa.

Durante muchísimos años fue una de las calles más abandonadas en su urbanización,  ya que solamente se cuidaba el trozo comprendido entre la plaza Barroso y el castillo, que era el paso obligado para la batería de artillería, el muelle y la parroquia de la O. El resto, hasta el barranco, fue siempre olvidado por el Ayuntamiento.

En la casa número 1 estuvo establecida durante varios años la oficina de Correos, hasta que en 1982 pasó a instalarse en el Parque Victoria junto con la de Telégrafos.

A principio del siglo XX fue muy acreditado en el número 6 el establecimiento de comestibles llamado La Lonja, de Prudencio Fernández Gómez, por su especialidad en coloniales, cafés, tés y chocolates de ‘Matías López’.

Como hemos anotado, a principios del siglo XX el trozo de esta calle comprendido entre la plaza Barroso y el barranco estaba siempre lleno de desperdicios y basuras y, consecuentemente, de moscas, siendo  tan intransitable que una de las comparsas que sacaba cada año un roteño conocido por Catuti, cantaba esta copla:

El alcalde olvida siempre / a las casas de los pobres:

se cree que allí no viven / las mujeres y los hombres.

Hay calles muy especiales / como ‘Pérez de Bedoya’

que más que una calle / parece un muladar de cebollas.

Es hora que llegué ya / y que el Ayuntamiento conozca,

que lo pasarán muy mal / si no acaban con las moscas.

Eso pasó en 1913, y el entonces alcalde, don Manuel Ruiz-Mateos Brunengo, no sólo mandó limpiar la calle, sino que a los dos meses se empedró con chinos de la playa a la usanza de entonces, con lo que desapareció el aspecto desagradable que presentaba.

Al año siguiente, la misma comparsa, agradecida por que se hubieran escuchado sus peticiones, compuso otra copla, de la que solamente nos ha podido llegar la letra del estribillo, picante y gracioso:

Gracias señor Alcalde / por sus gestiones.

ha demostrado ser Vd. / un tío con dos ‘co’ones’.

El establecimiento que tuvo en el número 6, Prudencio Fernández fue sustituido en el año 1916 por la tienda de comestibles de Enrique de los Santos, conocida por la tienda de Enriquito.