EL ORGULLO DE SER ESPAÑOL



  

“Spain is different” sentenciaba un spot publicitario de hace unas décadas con la idea de atraer turistas a nuestro país. Qué bien conocía España la persona que ideó este exitoso “Slogan”.

España es diferente porque cuando hay que arrimar el hombro para ayudar a zonas afectadas por catástrofes naturales, somos los que más donaciones aportamos.

España es diferente a Francia, porque allí las juventudes salen a la calle a manifestarse con esa insolencia necesaria que debe tener un pueblo incorformista. Aquí, mucho de boquilla pero no se pasa a la acción más que cuando lo acuerdan los sindicatos.

España es diferente porque somos especialistas en el arte del “cada uno por su bolsa”, y del sentimiento fraternal jamás se supo. Los españoles nos unimos para celebrar los goles de la "roja", las victorias de Alonso, la supremacía de Nadal y poco más. Basta salir en coche y conducir un rato para ver la falta de respeto, el poco civismo y la carencia de ese sentimiento conciudadano que toda sociedad debería tener.

España es diferente porque una parte importante de su población es profundamente xenófoba y se deleita utilizando un tono peyorativo cuando se refiere a cualquier persona que se salga del estereotípico “Macho ibérico”.
Moreno, sudaca, maricón o travelo son algunas de las palabritas que hacen sentir a quien las dice, estar por encima en la patética pirámide social. Eso sí, regañan a sus hijos para que no las digan.
A todos los españoles que trabajan en Alemania y llaman sudacas a los latinoamericanos, les recuerdo que ellos también son sudacas en esas tierras del norte.

A ver si nos enteramos.
El español está orgulloso de ser español en la misma medida en la que el congoleño está orgulloso de haber nacido en El Congo. El sentimiento nacionalista siempre es tribal y ha sido así desde los albores de la humanidad. Gaditanos y sevillanos rivalizan continuamente, pero ante los madrileños, se sienten andaluces. Andaluces y madrileños tienen diferencias pero ante los chinos, se sienten españoles.

Y al lector que se sienta ofendido por este articulo, le diré como dice MADNASS en su canción Billete a la luna, “Si detesto el mundo es porque lo amo”.
Si fuésemos más cívicos, responsables y empáticos, no solo seríamos un colectivo de personas que viven juntas, sino una verdadera sociedad del bienestar. Pero hasta que llegue ese momento, discúlpenme, si tengo como hoy, un día de furia.