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Redacción
Jueves, 14 de Febrero de 2019

La Gala de los Goya (por Manuel García Mata)

Desde que los USA empezaron a ejercer el liderazgo del mundo occidental mucha ha sido la influencia que sus costumbres han ido implantando en el resto del mundo.


La Gala de los Óscar, escaparate imprescindible en el sector cinematográfico americano,  se mostró como un reclamo de gran impacto publicitario para la industria, y como consecuencia de ello, a ejemplo de este, fueron surgiendo ceremonias del mismo estilo en otros muchos países. España, como no se podría esperar otra cosa, creó su propia fiesta para premiar sus producciones más destacadas y, aprovechando el tirón de esta, celebrar un evento donde reunir lo más granado del mundo del cine, al que se fueron incorporando distintos personajes de la vida social, con lo que adquirió una singular relevancia.


De esta manera, y como pasa en Estados Unidos, la ceremonia se convirtió en un espectáculo. Solo hay que ver los primeros Goya para comprobar como la fórmula se limitaba a cumplir el expediente, pues competir con la imagen de los Óscar era una pretensión inabordable. Pero con el paso del tiempo las distintas ediciones fueron tomando una deriva diferente, aprendiendo de errores pasados, innovando y apostando por una forma propia de interpretar el espectáculo. Gracias a ello, los Premios Goya han ido mejorando año tras año y lo que cada vez resulta más difícil superar al anterior. Se han convertido en un acierto que, como el show, debe continuar.

 


Otro aspecto que ha ido tomando carta de naturaleza, ha sido que progresivamente estos actos han ido asumiendo un compromiso que ha demostrado que el mundo del cine no es un apartado alejado de la sociedad, sino que, al contrario, se ha pronunciado claramente en determinados aspectos de actualidad, aceptando un planteamiento valiente y decidido. Puede que no todo el mundo esté de acuerdo con esto, pero nadie va a negarles el derecho de expresarse y en esto consiste el respeto a la libertad, que de eso cada vez va quedando menos.


Este año, la Gala presentada por Andreu Buenafuente y Silvia Abril, vivió momentos especialmente logrados, entre los que cabe señalar la actuación de Rosalía, interpretando una bellísima versión de la canción “Me quedo contigo”, que pertenecía a la banda sonora de la película de Carlos Saura “Deprisa, deprisa”, en la versión original de "Los Chunguitos”, y el simpatiquísimo sketch de David Broncano y Berto Romero, colgados en el escenario. Los agradecimientos, reivindicativos y solidarios, como nos tienen acostumbrados, tuvieron en Jesús Vidal, Premio al Mejor Actor Revelación, por la película “Campeones”, uno de los momentos más emotivos, que se completó con el desborde de alegría que produjo el Goya a la Mejor Película para esta cinta, entre todos los miembros del reparto. Tampoco se puede olvidar que una película rodada en Rota, consiguió un Goya a la Mejor Actriz Revelación para Eva Llorach por su excelente interpretación en “¿Quién te cantará?”.
Emotiva y brillante gala, con unos premios muy acertados, que refuerzan al cine español en ese crecimiento continuo que mantiene. ¡Qué siga la fiesta!

 

Manuel García Mata

 

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