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Sábado, 05 de Marzo de 2011

David Gasca

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EL AGNÓSTICO ESTÁ SOLO



   
 

Warning: Antes de empezar advierto que estoy guasón por carnavales. Este artículo trata sobre mi experiencia personal con las religiones por lo que toda persona aferrada con fe ciega a una religión, así como los beatos (más conocidos como capillitas) quedan avisados de que de seguir leyendo, su sensibilidad podría resultar irreversiblemente dañada.
Al resto de los creyentes que intuyan que su fe va a quedar intacta ante la insignificante opinión de este articulista novato, sed bienvenidos, pasen y por favor, dejen las ideas preconcebidas en el perchero. Están todos invitados a dudar.

Empecemos.
Desde que era un crío estuve vinculado a la religión, las primeras fotos que tengo son de mi bautizo. Mi madre fue catequista y me contó desde pequeño las historias que se relatan en la Biblia. Hice mi primera (y única) Comunión un año antes de lo que me correspondía pues el párroco consideraba que estaba muy preparado y conocía bien las Sagradas Escrituras.
Por aquel entonces, los catequistas tuvieron conflictos internos con el párroco por un motivo que ahora no recuerdo y que es irrelevante. El caso es que en mi cabecita de niño la figura del párroco pasó a ser de Cristo redentor a el Yahvé del Antiguo Testamento, el de “Te lo advierto Abraham, como no le claves a tu hijo un cuchillo en el pecho para probar tu fe, bajo con la espada de fuego y te reviento”.
Creo que desde ese momento el catolicismo quedó atrás en mi vida.

Sorprendentemente sentía curiosidad por las religión, así que decidí asistir durante tres meses a las reuniones de los Testigos de Jehová, comprobando en mis catorceañeras carnes que ser virgen hasta el matrimonio no entraba dentro de los planes de mis hormonas, que ya por entonces, me susurraban noche y día “Perpetua la especie, perpetua la especie”. Mientras, las Teorías de Darwin iban cobrando sentido en mi cuerpo y en mi instinto animal, yo cada vez tenía más claro que descendíamos del mono en vez del creador divino. Fue entonces cuando abracé el agnosticismo.

AGNÓSTICO: Dícese de aquel que deja camino por coger vereda.

Ser agnóstico no está mal, porque como ni siquiera uno mismo tiene claro en lo que crees, los demás no pueden encasillarte. Sus religiones están perfectamente ordenadas, tienen un calendario que les indican cuando pueden comer carne, cuaresmas, códigos de conducta, además de comunidades y encima si te confiesas arrepentido reseteas tus pecados y quedas absuelto de todo. ¿Acaso creíais que era casualidad que los carnavales y sus excesos se celebren pocas semanas antes de la Semana Santa?

El agnóstico en cambio está solo, su falta de fe le hace dudar de que haya vida después de la vida. Hay que ser valiente para ser agnóstico y aún más para ser ateo ya que viven convencidos de que la muerte es el fin.
A todas esas personas que han aprendido a vivir cómodamente con los misterios no resueltos de la vida y aún así viven felices y a todos los que se atreven a educar a sus hijos dejando una puerta abierta a la incertidumbre. ¡Chapó!

-¿Papa a donde irá el abuelo cuando muera?
-El cuerpo del abuelo volverá a la tierra de donde procede y él vivirá en nuestros recuerdos y en nuestros pensamientos. Pero esta, hijo mío, es mi respuesta y tú deberás hallar la tuya algún día.


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Por otro lado los agnósticos podemos contar con la libertad de darle forma a nuestras creencias y haciendo uso de esa libertad voy a redactar mis 10 mandamientos.

1º    Amarás al cosmos sobre todas las cosas
2º    No querrás para nadie lo que no quieras para ti mismo
3º    Disfrutarás de cada día como si de un regalo se tratase
4º    Honrarás a quien sea digno de ser honrado
5°    No asesinarás
6º    No cometerás actos que conduzcan a la confusión
7º    No robarás a menos que estés siendo justo mediante el robo
8º    No mentirás de ninguna de las maneras a menos que sean mentiras blancas
9º    No consentirás que nadie te diga qué pensar y qué no
10º  No envidiarás los bienes ajenos

Antes de cerrar el articulo quiero manifestar mi respeto absoluto sobre la religiosidad de cada lector y me gustaría que el texto se haya entendido en clave de humor. Una vez aclarado esto, solo espero el mismo respeto por mis creencias que los lectores más religiosos exijan para las suyas.

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