Carlos Roque Sánchez
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CALVO Y 'EL QUIJOTE'. CULTURA E IGUALDAD
Como es sabido los titulares compuestos tienen de bueno que orientan, y de forma casi inmediata, al posible lector sobre el contenido del artículo. Vienen a ser como una especie de nota introductoria que, si hay suerte con su elección, sin duda actúa de gancho y juega a favor de obra de su lectura, lo que siempre está bien.
Pero naturalmente también tiene alguna que otra contrapartida, como la de exigir del autor una pronta nota aclaratoria sobre el verdadero significado de las palabras implicadas en el titular. Y aunque no creo que sea éste el caso, por si me equivoco en mi creencia, me pongo manos a la obra.
Empiezo con el que es el primer apellido de Carmen Calvo Poyato, actual Vicepresidenta y Ministra de la Presidencia para las Relaciones con las Cortes e Igualdad del Gobierno de España presidido por el madrileño Pedro Sánchez.
La política -de quien pongo en su conocimiento es hermana del escritor José Calvo Poyato, nacidos ambos en la cordobesa localidad de Cabra, dicho sea de paso y a los efectos oportunos- es la primera persona que simultanea el cargo de dicho ministerio con el ejercicio de la vicepresidencia. Una ardua tarea de gestión de un lado y una prueba inequívoca de otro, de la confianza absoluta que Sánchez tiene depositada en ella y en sus cualidades gestoras e intelectuales. De ahí que me haya llamado la atención una ocurrencia suya, de la egabrense, que ocurrió hace unos días y guarda relación con las siguientes palabras de este titular.
El sucedido tuvo lugar a primeros de agosto, durante la presentación del granadino Luis García Montero como director del Instituto Cervantes. Resulta que en el oficio de esta importante toma de posesión, es la máxima responsabilidad de tan prestigioso organismo público español, la vicepresidenta ejerció de ministra igualitaria al pretender hacer paritario también a ‘El Quijote de la Mancha’.
Y es que, de esta obra capital de la literatura, no se le ocurrió otra cosa que decir: «Llevas el mejor nombre: Cervantes. Hay que proteger a don Alonso, pero también a Sancho, a Aldonza y a Dulcinea, porque no hay mejor cultura que la igualdad». Sí ha leído bien, lo dijo tal cual se lo transcribo. Básicamente vino a demandarnos que hablemos menos del protagonista y más de algunos de los coprotagonistas, ¿y qué por qué? me pregunta, pues por la única y suspecta razón de que son ellos, los coprotagonistas, los que en puridad representan ‘la cultura de la igualdad’. Vamos que estamos ante un ‘Quijote’ paritario y varias veces centenario, y nosotros sin habernos dado cuenta en todo este tiempo. Desde luego que no tenemos perdón de Dios, y menos mal que la ministra está entre nosotros que si no. No sé, vamos, vamos.
¿Cómo lo ve usted? ¿Estamos ante una justificada y necesaria reivindicación igualitaria? ¿Es un imprescindible golpe en la mesa de la impronta feminista? ¿O se trata solo de un desafortunado error de apreciación, provocado quizás por un exceso de celo tutelar? Por el contrario, ¿cree que estamos ante un nuevo caso de progresismo intrusivo? ¿De otro insólito y desafortunado ejercicio de pretenciosidad intelectual? O lo que sería peor aún, ¿piensa que es una muestra más de supina ignorancia política? ¿Una flamante expresión del antañón e indeseable tamiz ideológico? ¿Diría que la ministra ha frisado la estulticia con su proclama?
Y ya de la que va, en su opinión, ¿debe ser ensalzado su inigualable propósito cultural-igualador o por el contrario merece un varapalo por su, por ahora, último despropósito? Por mi parte y poniéndome de perfil le digo que vaya usted a saber porque haber, lo que se dice haber, hay opiniones para todos los gustos. Tantos como medicamentos y pócimas hay en botica, no le digo más, pero lo cierto es que se me está quedando un cierto sabor agridulce mientras escribo estas últimas líneas. Agridulces porque no en vano, aparte de ejercer la política, con sus claros y sus oscuros como es lógico, Carmen Calvo está doctorada en Derecho Constitucional y es profesora titular en la Universidad de Córdoba. O sea que no es una mindundi.
No, no lo es, al menos en teoría, pero en la práctica resulta que ha dicho lo que ha dicho ¿Es el suyo un comportamiento coherente desde los puntos de vista de la política y la intelectualidad? ¿Resulta un oxímoron mezclar en una misma frase Carmen Calvo y El Quijote? ¿Ha sido esta ocurrencia la única a lo largo de su carrera política? Ni que decir tiene que ella no es el único político, y de todos los partidos, un tanto ‘bocachancla’ ya me entiende, pero eso se lo contaré en otra ‘Opinión’.
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FUENTE: Enroque de ciencia












Marie Curie | Viernes, 17 de Agosto de 2018 a las 18:17:50 horas
Una mujer que no tenga titulos y se dedique a las labores del hogar tampoco es una mindundi, ni la señora que se dedica a coser, o a limpiar oficinas, casas u otros lugares, ni la que vende en el mercado o en la tienda, ni la maestra, ni la peluquera, ni ninguna señora que aporta su trabajo y su buen hacer, todas ellas, con o sin titulos academicos o de nobleza, son motores de la sociedad. Medir a las personas por sus titulos o sus caudales es clasismo.
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