SERÁ LA CALOR

No cabe duda de que estamos viviendo tiempos difíciles. Puede servir de consuelo que no más dificultosos que en otros períodos de la denominada Historia Contemporánea. Pero lo preocupante es que los problemas que ahora nos afectan, o que empiezan a afectarnos, no se parecen en nada a los vividos en el siglo XX. Si el comunismo no resultó como sus creadores idearon, tampoco parece que el “capitalismo salvaje” en que nos hemos instalado sea la solución a los problemas de este planeta y sus habitantes, todo lo contrario. A base de globalizar hemos llegado a universalizar hasta las enfermedades, la pobreza, el terrorismo y hasta las desavenencias climáticas. No se pone freno a la situación originada y sin darnos cuenta hemos creado “un monstruo” que amenaza con devorarnos en un futuro no muy lejano.

Ya se habla que nuestros hijos tendrán difícil lo de cobrar una pensión, pues ni siquiera se garantiza a largo plazo que los que ahora están en plena madurez biológica lleguen a cobrarlas. “La culpa la tiene la esperanza de vida”, dicen. Seremos más viejos en las próximas décadas y el sistema de pensiones se viene abajo en las previsiones más realistas. Será un futuro, parece ser, con más pobres y menos ricos. Estos últimos serán aún más ricos que los del presente. Si ya resultan escandalosas las fortunas de unos pocos, mientras que una buena parte del planeta no puede acceder a alimentos básicos en su dieta porque los productos son gestionados por multinacionales insaciables que suben una y otra vez los precios, imagínenselo a mediados del presente siglo.
Vivimos los españoles mejor que lo hicieron nuestros padres y nuestros abuelos, no hay duda. Lo dudoso es si nuestros nietos vivirán, al menos, como vivimos nosotros. Ni lo planteamos. Y ese es el problema, que no se piensa en las futuras generaciones.

No se plantea la “salud social “ del planeta. ¿No pretenderemos que los del “otro lado” permanezcan pasivos mientras sus hijos se mueren de hambre por mor de las guerras provocadas por “los de este lado” , verdad?
Las ideas que se proponen en los diferentes foros internacionales no se aplican. Nos hemos colocado un vendaje para evitar escandalizarnos. Las diferencias sociales siguen agigantándose. Preocupa el calentamiento de la Tierra pero no nos quita el sueño. Preocupa el envejecimiento de la población pero dormimos a pierna suelta”. Nos hemos tomado al pie de la letra el tópico literario “carpe diem”. Cuando despertemos tal vez sea demasiado tarde.
Para colmo, los mensajes xenófobos empiezan a calar en parte de la sociedad. Cualquier estallido de protesta, por parte de inmigrantes, se saca de contexto y se hace circular por las redes sociales con mensajes de profundo calado de rechazo hacia estas personas. Con estos mimbres, los partidos de la ultra derecha ideológica empiezan a ganar terreno. El mensaje prende en una ciudadanía maltratada.  La ciudadanía ya tiene un culpable en quien hacer recaer sus penurias.

Las crisis económicas hacen aflorar los localismos y los patriotismos, dirigidos por los que manejan los hilos de todo este tinglado.

La incultura se ha instalado y expandido por las redes. El espíritu crítico se ha diluido.
Será la calor que produce en mí estos pensamientos pesimistas. Será la calor.
Salud.