Antonio Franco
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LOS NIÑOS PERDIDOS DEL FRANQUISMO
En las guerras, en todas las guerras, los niños siempre forman parte de los llamados daños colaterales. Conmueven las imágenes de los cuerpos inertes de menores ahogados en el Mediterráneo porque sus padres decidieron un día huir de la guerra y del hambre y se embarcaron en un viaje que, para muchos, supone un punto y final.
También en nuestra guerra civil los niños sufrieron las consecuencias de la misma, durante y tras su finalización. Se calcula que unos treinta y mil niños fueron arrebatados a sus madres encarceladas por su condición de republicanas o bien fueron tutelados por el gobierno franquista porque sus madres habían muerto o habían sido asesinadas durante el conflicto.
Este es un episodio poco conocido del franquismo. En su obra “La locura y la guerra. Características biopsíquicas de los marxistas internacionales”, el comandante y psiquiatra Vallejo Nágera expone con claridad el objeto de la investigación, que contaba con el beneplácito del dictador “El 23 de agosto de 1938, Antonio Vallejo Nágera recibía un telegrama firmado por el mismísimo Franco. Desde ese día, tenía luz verde para llevar a cabo sus experimentos psiquiátricos con los miles de prisioneros que empezaban a llenar campos de concentración y cárceles españolas. Con la creación del Gabinete de Investigaciones Psicológicas, Vallejo tendría una ocasión única para confirmar su tesis: el marxismo era una enfermedad. Y el régimen, a su vez, dispondría de una excusa científica para aplastar sin misericordia a los vencidos. Muchos niños fueron separados forzosamente de sus madres”.
Tras la guerra civil, los prisioneros se apiñaban en las cárceles franquistas. También de mujeres militantes de partidos políticos de izquierda o que eran esposas, madres, hermanas de republicanos. Con ellas ingresaron también en prisión sus hijos. Muchos, además, nacieron en el encierro.
Debido a las condiciones higiénicas de las cárceles, muchos de los niños que entraron con sus madres en las cárceles franquistas enfermaron y murieron en ellas. Los que sobrevivían eran separados de sus madres al cumplir los tres años de edad y dados en adopciones ilegales algunos, mientras que otros acabaron en conventos convertidos en monjas y religiosos con el paso del tiempo.
Hace diez años, en 2008, el juez Baltasar Garzón consideró la sustracción de los menores de sus padres durante el franquismo como crímenes contra la Humanidad y que, como tal, no habían prescritos. Considera el juez que “se sancione a los culpables y se repare a las víctimas, de manera que puedan recuperar la identidad que les fue arrebatada”.
Según el juez, a los niños les cambiaron los apellidos para entregarlos a familias afines al régimen franquista. Son, por tanto, parte de las víctimas del franquismo.
El catedrático de Historia Contemporánea Ricard Vinyes y los periodistas Montse Armengou y Ricard Belis, son los coautores del libro “Los niños perdidos del franquismo”, una obra redactada a base de testimonios estremecedores. Como expresan “la excepcionalidad de la guerra civil española no es la guerra en sí misma, sino la duración e intensidad de una represión que contó, como en ningún otro sitio, con la colaboración de la Iglesia católica y que se extendió hasta la misma muerte de Franco”.
Un triste episodio más que se ha rescatado de nuestra Historia más reciente y que es importante que se conozca.
Salud.












Mariam | Viernes, 13 de Julio de 2018 a las 20:54:40 horas
Tanto como los nombres de los proyectos, llama la atención las asociaciones, fundaciones, partidos, sindicatos,… que se han beneficiado de estas generosas ayudas del Estado. Por supuesto, todas ellas son organizaciones de marcada ideología izquierdista e, incluso, algunas de ellas vinculadas al propio PSOE.
Así, encontramos como beneficiarias de este chorreo de ayudas públicas a la Gran Logia de España, la Confederación General de Trabajo, el Partido Comunista de España, la Fundación 1º de Mayo, la Fundación Ideas para el Progreso o la muy reputada Asociación del Ojo Cojo, que recibió en 2010 más de 24.000 euros para la realización de un documental.
Un caso llamativo de generosidad es la que el reparto de dinero público ha tenido con la Fundación Andreu Nin que ha recibido varias ayudas que superan los 100.000 euros en su conjunto. Andrés Nin fue el fundador del Partido Obrero de Unificación Marxista, una organización libertaria que fue acusada por los comunistas de vinculaciones troskista y asesinado tras ser torturado. Es, por lo tanto, una víctima de la represión del Frente Popular cometida contra uno de los suyos. Una depuración como las que Stalin cometía en la Unión Soviétiec
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