ARREGLANDO LAS COSAS EN QUINCE DÍAS
    

Hoy seré breve y claro. Marruecos, quien nos lo iba a decir, acaba de dar al resto del mundo una lección de lo que es activismo efectivo. Hartos de determinados monopolios económicos conectados con el poder político, los marroquíes han decidido boicotear a tres empresas. Una marca de productos lácteos, unos supermercados y unas gasolineras. Casi el 80% de los ciudadanos del país magrebí apoyan el boicot, pese al nulo seguimiento o eco que  logran en los medios de comunicación. De resultas, las tres referidas empresas están dando boqueadas, con bajadas importantísimas en la cotización bursátil.
    

Con las mismas, y como va estando uno harto ya del neonazismo independentista, podíamos arreglar la cuestión catalana en un mes. ¿Qué digo un mes? En quince días asunto solucionado. Solo tendríamos que dejar de comprar pizzas de Casa Tarradellas, productos Gallina Blanca (el propietario de esta empresa es particularmente insultante contra España y los españoles) y, digamos, Nocilla o Cola Cao. Cuando vean que las pizzas se tienen que quedar en el congelador de stocks y que las fábricas van cerrando una tras otra, seguro que ven las cosas desde un punto de vista más hispánico. Y que no me digan, como cada vez que comento esto, que Casa Tarradellas compra tomates en Andalucía, también lo hace Campofrío, y tiene la ventaja de que está fuera de la zona independentista.
    

Francamente, los insultos de los secesionistas a los españoles, es decir, a usted y a mí, superan a cualquier cosa que se dijera en Sudáfrica contra los negros en tiempos del apartheid. Si Mandela fue un gran hombre también lo será quien ponga a estos supremacistas en su sitio.
    

Ya saben, se soluciona el problema en quince días. Quince. Días. Y luego podremos volver a dedicarnos a hablar mal del gobierno, de fútbol y de lo hortera que es Tele 5.