HILOS QUE CORTAR

En este país nuestro aún no se ha cortado ese cordón umbilical de nuestra Historia que une la dictadura franquista con el actual régimen democrático. Nuestra transición fue propuesta por  políticos del gobierno franquista en un pacto ejemplar donde, tanto la izquierda como la derecha ideológica, cedieron para elaborar nuestra Constitución. Lo primordial era dejar atrás el régimen dictatorial. Con un ejército donde la mayor parte del generalato tenían profundas convicciones franquistas, los pasos hacia la democracia tenía que ser cautos.
Cuarenta años después, el peligro a un alzamiento militar ha pasado página. Los viejos altos mandos franquistas han desaparecido y nuestro ejército cumple la misión democrática que le asigna la Constitución.

Pero no todos los actores han seguido los pasos de nuestro ejército. En países que han contado con regímenes totalitarios, como la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler, las instauraciones democráticas respectivas han roto por completo con su pasado. ¿Se imaginan una fundación en la Alemania actual que lleve el nombre de Adolfo Hitler? ¿Y en Italia, encontraremos una fundación Benito Mussolini? En España sí existe una fundación Francisco Franco. Y además ha sido subvencionada por distintos gobiernos en más de una ocasión. Cuesta trabajo desprenderse por completo de los lazos de la dictadura a pesar del tiempo transcurrido.

Existe todavía el titulo nobiliario de “Ducado de Franco”. Este ha sido solicitado por la nieta del dictador en meses pasados. Desde un punto de vista democrático, este hecho es toda una anomalía. Una anomalía y un insulto a la Democracia aunque la posesión de un título de  nobleza no suponga ningún privilegio legal ni fiscal. Los títulos nobiliarios fueron ”rescatados” por el régimen franquista tras ser abolidos durante la II República. Nuestro actual régimen democrático ha mantenido estos títulos. Otro cordón pendiente de romper con la dictadura.

Por otro lado, nada se sabe del patrimonio acumulado por el dictador y que ha pasado a manos de sus herederos. Se desconoce cuánto se asignaba a la figura de Francisco Franco en los Presupuestos Generales del Estado. No se ha dado cuenta de ello ni los diferentes gobiernos democráticos se han interesado por esta cuestión y, si lo han hecho, no ha trascendido. Por lo tanto, seguir el rastro de ese patrimonio es complicado. Lo que sí se  sabe es que estos, los herederos,  no han dado un golpe en su vida, con lo que nos podemos hacer una idea de todo ello. Es curioso que el que se autoproclamó “salvador de España”, no dejara todo su patrimonio acumulado a lo largo de sus años de “generalísimo” al servicio del país.

Como ven, aún quedan muchas cuestiones por resolver. A estas alturas no creo que sea el miedo a enfadar al estamento que sustentó al régimen. Visto lo visto, hace falta, eso sí, un Gobierno valiente que resuelva estas cuestiones. Porque ya nos hemos hecho mayores, ¿no creen?  
Salud.