Balsa Cirrito
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TIEMPO DE PALETOS
Creo que son muchos en Andalucía los que presumen de hablar andaluz cerrado o que creen que tenemos obligación expresarnos en andaluz prieto, y que da la sensación de que lo ven como un deber patriótico. Como de costumbre, no estoy muy de acuerdo. Como tampoco estoy de acuerdo con que haya que utilizar el andaluz en los medios de comunicación, o que haya que promover el uso de nuestro dialecto.
Por supuesto, en una época donde una idea triunfa más cuanto más paleta sea, en un tiempo donde comenzamos a no tener nada que envidiar a los comportamientos tribales de Afganistán, en una era donde se prefiere ser chiquitito a ser grande, todo lo que voy a decir puede que rechine un poco. Pues que suene.
De entrada (esto es evidente, pero hay quienes no se han dado cuenta), el andaluz no es un idioma. No solo no es un idioma, sino que ni siquiera es un dialecto unitario, ya que tiene una cuantas variedades, en algunos aspectos muy diferentes entre sí, y cuya musicalidad no siempre resulta agradable para los que no la tienen como propia. Por ello, chorradas del tipo de la traducción de libros al andaluz, como recientemente hemos visto alguna, solo pueden considerarse delirios, y no precisamente de grandeza. Pero, además, el habla andaluza está dividida no solo por zonas, sino, sobre todo, por estratos. Dicho de otra manera, cuanto más culta es una persona, menos acento andaluz tiene. Y no nos pongamos nerviosos ni nos ofendamos, es algo que ocurre en todos los países del mundo. En Italia, si llegas hablando con un fuerte acento napolitano o siciliano o romano o de donde sea, te estás comportando como un cateto. En Francia si hablas con acento bretón o gascón o alsaciano, tres cuartos de lo mismo. A mayor acento menos cultura. El acento más usado entre la gente culta es lo que llamamos la Koiné, que es una lengua ideal, no usada en realidad en región alguna y que viene a ser una especie de compendio arquetípico de cualquier idioma. Algo así como la lengua que se usa en los telediarios. Lo que nos lleva al siguiente punto.
¿Y por qué no es bueno que en los medios de comunicación o las películas o el teatro usen el andaluz? Pues precisamente porque no disponemos de esa koiné, de ese andaluz ideal que, además, añado, no lograremos nunca tener. Imaginemos, por ejemplo, el famoso soliloquio de Hamlet del "ser o no ser" en un teatro andalucificado. Sería algo así como: "Zer o no zer; he aquí la cuehtión. ¿Cuál eh mah digna acción del ánimo, zufrí loh tiroh penetrante de la fortuna injuhta, u oponé loh brazoh a ehte torrente de calamidade...?" De seguro que el publico se descojonaría, particularmente los de la Andalucía Oriental, ya que la que he propuesto es la pronunciación de la Occidental, versión gaditana. Se me viene a la cabeza que, recientemente, una superproducción televisiva nacional mostraba a sus protagonistas hablando andaluz todo el tiempo; y lo cierto es que costaba mucho entenderlos, incluso a nosotros que somos andaluces, así que puedo imaginar lo que pasarían los que no lo son (probablemente cambiarían de canal).
Y de ahí pasamos al tercer y más importante de los puntos, el fomento del andaluz. ¿Para qué? ¿Para qué queremos hablar andaluz? Una lengua es un instrumento de comunicación, y cuanto más gente la hable mejor instrumento será. Si dentro de cien o doscientos años los andaluces no logramos entendernos con los de Castilla León o con los de Hispanoamérica es que nos habremos comportado como unos perfectos gilipollas.
Entonces, ¿qué hacer?, ¿cómo hablar? Pues, en mi opinión lo correcto es un andaluz moderado, sin exagerar nuestros rasgos característicos pero tampoco intentando parecer de Burgos. Siempre pongo como ejemplo a este respecto a Felipe González, que logró encandilar a España con su acento sevillano, pero muy mitigado, ya que prácticamente tan solo conservaba la supresión de la -d- intervocálica, un poquito de aspiración de la ese (y tampoco siempre) y algún rastro del seseo hispalense.
Otra cosa muy diferente, y creo que de ahí proviene todo lo que hemos hablado, es la consideración social del andaluz. Ya he dicho que tener un fuerte acento no es nada cool, pero no lo es ninguno. Ni el acento gallego ni el extremeño ni el asturiano ni el vascongado son mejores que el nuestro, sin embargo, el acento andaluz parece como que tiene cierto halo de pobretón y de inculto. Casi siempre que aparece un andaluz en televisión es una criada o un gracioso insoportable, y ese es un estereotipo contra el que debemos luchar. Pero cuya lucha en buena parte nos corresponde. Es cierto que en las series de televisión las chachas suelen ser andaluzas, pero también que cada vez que vemos una cámara que trata de entrevistar a andaluces del, digamos, sector popular, la cosa termina haciéndonos pasar vergüenza ajena. Porque no falla, llegar una cámara y ver a un andaluz hacerse el gracioso folklórico (casi siempre, además, sin gracia) y diciendo tacos como el que suelta aleluyas, todo es uno. Así que vamos a ser más antipáticos, porque terminarán respetándonos más.












Eugenio | Viernes, 02 de Marzo de 2018 a las 20:14:22 horas
Tesquipui Barza
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