LAS COSAS DEL COMER

La figura de Puigdemont ha centrado la atención del “cuarto poder” durante las últimas semanas. Nadie (o muy pocos)  ha girado la vista para interesarse por los últimos acontecimientos en torno a la denominada “trama Gürtel”. Ya saben, el saqueo de las arcas públicas por parte de dirigentes del Partido Popular en dos comunidades autónomas de las más industrializadas de España, Valencia y Madrid, destapada en plena crisis económica. Mientras que el número de parados iba aumentando (año 2009), unos personajes elegidos democráticamente por el Pueblo se dedicaban a planear el modo de enriquecerse aprovechando su estatus político. Abominable.

Por si no teníamos bastante con el entretenimiento del tema Puigdemont, el Real Madrid quedaba apeado de la competición de la Copa del Rey de Fútbol por un modesto equipo de la propia Comunidad, el Club Deportivo Leganés. ¡Eso sí que es un buen tema de entretenimiento!

Otro de los asuntos que han pasado casi desapercibidos es la negociación de los sindicatos con la patronal empresarial. Los sindicatos piden una subida de un tres por ciento en los salarios. La inflación prevista es de un uno y medio por ciento, pero se considera que ya es hora de ir recuperando el poder adquisitivo perdido durante los años de crisis económica-financiera que ha soportado la clase trabajadora. “Los salarios deben participar del crecimiento económico”, vienen a expresar los representantes de las centrales sindicales, “no sólo las empresas”.  Los sindicatos consideran además que los sueldos mínimos garantizados por convenio deben estar por encima de los mil euros brutos. Hay que tener en cuenta que  cerca de la mitad de los trabajadores, unos ocho millones,  tienen salarios por debajo del mileurismo. La mejoría de los beneficios empresariales no se está trasladando a los salarios más precarios.

Lo ideal es derogar la Reforma Laboral. Es un hecho objetivo que existen muchas empresas piratas que han rebajado los salarios de una forma insoportable para los trabajadores. De ahí la aparición de una nueva clase social dentro del contexto laboral: el precariado. Pero los partidos del espectro ideológico de la derecha no están por la labor de la Reforma Laboral. Por lo tanto, “la lucha es conseguir una subida negociada de un tres por ciento, y revisar esta el próximo año”.

El otro frente reivindicativo es el de la subida de las pensiones. Que los pensionistas llevan años perdiendo poder adquisitivo es un hecho constatable. En este sentido, los pensionistas tampoco disfrutan de la recuperación que los indicadores económicos no paran de señalar.

La precariedad laboral no garantiza, ya lo mencioné en el artículo de la semana pasada, el sostenimiento de las pensiones. Es urgente un cambio estructural y no un mero parcheado del sistema. Las soluciones a corto plazo, las que se ofrecen para salir del paso, no dejan de ser  un camino a nuevas crisis. La derecha ideológica no es garante de soluciones. A la vista está. Es necesario un giro en las políticas económicas. Y este, sólo puede darse con políticas progresistas, valientes, decididas... No se puede jugar con las cosas del comer.
Salud.