CUENTOS COMO LA VIDA MISMA

La vida real no es, ni de lejos, un cuento. Más podría ser una novela cuyas páginas se van escribiendo día a día, con capítulos rosas, salpicada de relatos tristes y aderezada, por qué no, con algún pasaje de aventura.

En la vida real, la historia no termina con un “fueron felices y comieron perdices”. En la vida real, los príncipes azules comienzan a echar tripa con la edad y las princesas encantadas pierden su figura juvenil. En la vida real, los príncipes conocen la impotencia que proporciona el paro y las princesas aprenden a hacer malabarismos para llegar a fin de mes. En la vida real, algunos príncipes acaban desenamorándose y abandonan a la princesa de su cuento. Y viceversa. En la vida real, algunas princesas entienden, afortunadamente, que “su felicidad no dependen de ningún príncipe sino de ellas mismas”.

En la vida real, algunos príncipes maltratan a sus princesas en mitad del cuento, cambiando su papel de príncipe por el de brujo malo, sin que todo esto estuviera contemplado en el guion original. Paulo Coelho escribió que “en los cuentos, las princesas besan a los sapos, que se transforman en príncipes. En la vida real, las princesas besan a los príncipes que se transforman en sapos”. Pues eso.

En la vida real, príncipes y princesas conocen enfermedades. Los príncipes, en un alto porcentaje, terminan padeciendo algún mal en la próstata, y las princesas pueden sentir y padecer el cáncer de mama.

En la vida real, príncipes y princesas viven en un piso, y no en un palacio heredado por el señor rey, padre de la novia, y tienen que pagar una hipoteca casi hasta su jubilación. Príncipes y princesas;  princesas y príncipes; matan sus días criando a sus hijos, intentando que no les falta de nada, apoyándolos en sus estudios e imaginando para ellos una vida más “principesca” que la que ellos tuvieron.

En la vida real, como en los cuentos, sí que existen hadas buenas y  malas;  brujos y  brujas. ¡Quién no se ha cruzado con algún personaje que reúne las características que le atribuyen tal condición!

En la vida real, como en los cuentos, existen sapos que hablan, gansos que cantan y burros que vuelan. Sin pretender, con  ello, ofender a los sapos, gansos y burros. También existen muchos besugos que no están, precisamente estos, en peligro de extinción.

A propósito de los cuentos, el escritor británico Gilbert Keith Chesterton expresó que “los cuentos de hadas superan a la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos”. Buen consejo, porque es verdad que en la vida real, muchas veces ganan los malos, se enriquecen los avariciosos, disfrutan los maleantes y las hadas madrinas acaban condenadas de por vida.  
Salud.