EL ROMANCE DEL AGUAUCHO

El juez Baltasar Garzón llegó a la conclusión, a través de sus indagaciones, que detrás de las personas desaparecidas durante el franquismo “se haya un plan sistemático y preconcebido de eliminación de oponentes políticos a través de múltiples muertes, torturas, exilio y desapariciones de personas a partir de 1936, durante los años de la guerra civil y los siguientes de la posguerra, producidos en diferentes puntos geográficos del territorio español”.

Del auto del juez Garzón se desprende que el Dictador Francisco Franco Bahamonde había incurrido en crímenes contra la Humanidad.

Los casos de este exterminio han ido apareciendo a raíz, sobre todo, de la ´Ley 52/2007, de 26 de diciembre, “la Ley de la Memoria Histórica”, aunque ya las asociaciones memorialistas reclamaban, desde mucho antes, el reconocimiento de todas las víctimas de la guerra civil y del posterior periodo dictatorial, así como la localización de las fosas comunes y la exhumación de los cadáveres.

En Rota, la asociación de la Memoria Histórica recabó información sobre los roteños desaparecidos, y publicaron un libro sobre ello. La fosa común dónde fueron enterrados sigue siendo una incógnita.  Los hijos de estos roteños o han muerto o son muy mayores. Pero en muchos casos, son los nietos e incluso biznietos, los que no renuncian a su localización.

En Rota no hubo guerra. Desde el primer momento, las tropas que se rebelaron contra el Gobierno de la República no hallaron ninguna resistencia, pero los apresamientos y las desapariciones fueron inmediatas.
Ocurrió lo mismo en muchos puntos de España. Uno de ellos tuvo lugar en Fuentes de Andalucía (Sevilla). Al igual que en Rota, allí no hubo guerra. En el mes de julio de 1936 , la mayoría de los fontaniegos destacados de izquierda fueron apresados por los golpistas. Las cifras oficiales destacan que la represión organizada en este pueblo sevillano dejó en fosas comunes más de cien cadáveres. En el Registro Civil figuran 103 “fallecimientos”, correspondientes a 25 mujeres y 78 hombres, y en todos aparece como causa común “la Guerra”, a pesar de la ausencia de conflicto en dicho pueblo.

De la población Fuentes de Andalucía fueron asesinadas cinco mujeres, cuyas edades estaban comprendidas entre los 16 y los 22 años. Los testimonios de los vecinos más longevos son escalofriantes. “A la caída de la tarde, se vio a los asesinos de las niñas volver al pueblo en estado de embriaguez y con la ropa interior de las víctimas ensartada en sus fusiles a modo de trofeo”. Fueron fusiladas en la finca “El Aguaucho” y su cadáveres a día de hoy no han sido localizados. Se especulaba con la idea de que fueran enterradas en un pozo de la mencionada finca, aunque finalmente no fue así.  

Para que este suceso no quede en el olvido y para conocimiento de todos, el colectivo de teatro “El Gallo Rojo”, va representado, por diferentes puntos de la geografía andaluza, la obra “El romance del Aguaucho”.

Se trata de una historia que ha quedado, como muchas, sepultadas durante demasiado tiempo. Recuperar la memoria democrática es un acto de justicia. No se trata de venganza. Muchos asesinos  que han convivido entre nosotros durante el periodo democrático tratan de desprestigiar la Ley de la Memoria Histórica apelando al paso del tiempo y a los asesinatos producidos también en el bando republicano. En este caso, ellos han tenido el reconocimiento durante los años de la dictadura y sus familiares pudieron llorarlos. Los inocentes, como los roteños o las jóvenes de Fuentes de Andalucía, a cuyos familiares se les negaba hasta el llanto, merecen que la Historia no les olvide.