Antonio Franco

LOS NIÑOS EN EL DISCURSO POLÍTICO
Decía Tagore que “cada niño, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios no ha perdido aún la esperanza en los hombres”. Destacaba de este modo el poeta hindú la inmaculada inocencia de la infancia antes de ser alterada por los efectos de la educación que recibirá hasta llegar a la edad adulta.
Me pregunto qué pensaría Tagore si oyera introducir a personajes infantiles dentro de algún discurso político. Este recurso, la utilización de niños en los debates y discursos políticos, lo puso de moda, al menos en nuestro país, el presidente del Gobierno actual, Mariano Rajoy. “La niña de Rajoy”, ¿se acuerda?, dio mucho juego en las redes.
Se ha dado el caso de candidatos que han “utilizado” la participación de sus hijos menores de edad en los mitines electorales. Será por aquello de tocar la fibra emocional. Es curioso cómo esos mismos que utilizan la infancia, ya sea de su entorno familiar o como recurso literario a modo de metáfora, hablan de adoctrinamiento por parte de los adversarios políticos. En fin.
El recurso de acudir a la tierna infancia es muy socorrido. Los niños ni cuentan mentiras ni callan verdades, así que ¿cómo discutir con el pensamiento de un niño?
Los mensajes propios en la boca de un niño adquiere mayor consistencia. Ya saben, “no lo digo yo, lo dijo un niño de pocos años”. Y contra eso poco se puede discutir.
No es complicado “introducir” a un chiquillo en cualquier discurrir. Por ejemplo:
“El padre se encuentra viendo las noticias en la televisión. Están hablando del referéndum del día uno de octubre en Cataluña. En las imágenes, agentes de la policía nacional impiden el acceso a los lugares de votación.
De pronto, el hijo de siete años que está sentado a su lado, pregunta:
-Papá, ¿por qué la Policía no deja votar a esas personas?
El padre trata de buscar la respuesta adecuada a la edad del hijo:
-Es que no pueden votar, está prohibido.
-Pero papá -prosigue el chiquitín- tú siempre dices que hay que ir a votar.
El padre duda. Cómo explicar a su hijo de siete años que ese referéndum es ilegal, y que, aunque la gente quieran votar no “deben” ni “pueden” hacerlo.
La respuesta más socorrida en estos casos es algo así como “ya lo entenderás cuando seas mayor”.
Ya ven lo fácil que resulta introducir en el debate político la figura de un menor. Aunque, a veces, el razonamiento infantil supera la propia realidad adulta. Los niños nunca dejan de sorprendernos. Los que tienen hijos, saben a lo que me refiero.
Acudir a las impresiones infantiles resulta un buen recurso de ataque-defensa. Si el niño ve una realidad cotidiana, ¿cómo no vamos los adultos a verla?
Una máxima expresa que “si se educa a los niños, no será necesario castigar a los hombres”.
Malos tiempos para consejos de este tipo. Basta darse “un paseo” por las redes para comprobar que la falta de educación y respeto está presente en adultos con hijos. Al final, la solución pasa por castigar a algunos, sobre todo por el mal ejemplo que dan como progenitores.
Salud.












PARA ANTONIO | Viernes, 27 de Octubre de 2017 a las 16:36:50 horas
No es la Policía quién prohibía votar sino los jueces, los que están capacitados en un estado de derecho. Tergiversar y mentir no es la solución de los problemas. No seas mentiros, o ignorante, que no sé qué será peor.
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