CUESTIÓN DE NÚMEROS

Números salariales. Según uno de los últimos estudios realizados sobre el mundo laboral, la mujer gana de media aproximadamente un 34,7% menos que el hombre, a pesar de que realiza exactamente el mismo trabajo. Un agravio económico achacable, al parecer, sólo a su condición de mujer y no al valor del propio trabajo. Se trata de una inaceptable e inconcebible desigualdad social, por la que actividades que valen lo mismo, no siempre cuestan igual. Un inadmisible efecto perverso, otro más, de la machadiana cita, aquella que nos recuerda que no hay que confundir valor y precio. Esta discriminación que les cuento, por razón de género que dicen algunos, era recogida por todos los medios de comunicación y en un diario en concreto venía reflejada en forma de tira cómica.

Escenificaba un diálogo entre Supergirl y Superman. Se la reproduzco:

- Superman: Supergirl... ¿preparada para salvar a la Humanidad?
- Supergirl: Yo sólo pienso salvar al 66% de la Humanidad
- Superman: ¿Y eso por qué?
- Supergirl: Pues porque cobro un 34% menos que tú.

Divulgación matemática. De entrada, y en pos de una aritmética equiparación profesional, no parece mala respuesta al agravio salarial. Por mera lógica, a menos sueldo menos trabajo. No es más que una simple y elemental cuestión de números. Siempre, claro, que éstos estén bien echados. Porque pensando, pensando, con esas cuentas mientras Supergirl salva al 66% de la Humanidad, Superman sólo tiene que salvar al 34%. En otras palabras, que ella trabaja casi el doble que él que, por otra parte, no lo olvidemos además ya gana un 50% más que ella. Lo digo porque mientras él gana 100, por ejemplo, ella gana sólo 66. Es decir que gracias a las cuentas reivindicativas de SuperGirl, ahora, Superman va a ganar casi el triple que ella, y por el mismo trabajo.

No sé. No me sale que esas cuentas equiparen trabajo y sueldo. Al contrario más bien me parece que lo agravian aún más. Pero, claro, es la despechada respuesta que da la propia discriminada. Quien sabe, lo mismo soy yo quien está equivocado. Por eso mismo tampoco me parece ya que el asunto Ese de las cuentas con números, sea algo simple. Sin embargo, casi seguro estoy de que no son estas líneas el lugar más indicado para ponerse a calcular. Tampoco, probablemente, para preguntar a Supergirl si es de ciencias o de letras. Pero sí, quizás, sea el adecuado para poner de manifiesto que las ciencias -y las matemáticas lo son- también forman parte del bagaje cultural de las personas. Una parte ineludible, diría yo, si no queremos que nos pase como a Supergirl.

Predicciones científicas. Y es que sin una mínima formación en ciencias, alguien podría contarle que Doña Leticia y Don Felipe ya estaban emparentados antes de casarse y usted, lógico, no creerlo. O, yo mismo, decirles que puedo acertar la edad que tienen, con sólo preguntarles cuántas veces a la semana comen fuera de casa y echar unas cuentas (unas simples cuentas) y usted, lógico también, no creerme. En ambos casos usted pensará que no es cierto, que no puede serlo. Que quien eso diga es un magufo ¿Cómo va ser posible?, hay que ser crédulo pensará para sí. Pues bien, le aseguro que es cierto. Sólo es cultura científica, no magufería.

Empiezo acertándole la edad. Coja papel y lápiz: Piense el número de días que a la semana, le gustaría comer en un restaurante. Multiplique ese número por 2. Súmele 5. Multiplique el resultado por 50. Si ya cumplió años en 2017 agréguele 1767, si no, agréguele 1766. Réstele el año en que nació. Ha obtenido un número de tres cifras. La primera corresponde al número de veces que le gustaría comer en un restaurante a la semana, y las otras dos a... ¡la edad que tiene! Ya se lo advertí. Una ligera cuestión de números. Como podrán suponer, es tan solo malabarismo aritmético, propio de un mentalista del mundo del espectáculo. Pero, bien contado, impresiona y da dinero. Como lo de las/los caras/”caras” de Bélmez.

El asunto real, como podrá suponer, es también cuestión numérica, sólo que más seria y con mayor enjundia matemática. Pero, como para demostrarlo hemos de hacer un pequeño viaje en el tiempo de, digamos, unos trescientos años, mejor lo dejamos para otra “opinión”.

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FUENTE: Enroque de ciencia