Balsa Cirrito
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EL SIGNO DE LOS TIEMPOS
Cada época se define por un vicio o defecto. En otros tiempos fue la crueldad. O el autoritarismo. O la intolerancia. Nuestros días contemplan el triunfo de la estupidez. O quizás debería llamarlo mejor infantilismo. Resignémonos, no es lo peor que nos podía pasar.
Al lío.
En la actualidad, si hay un grupo que puede presumir de méritos en estas cosas es el colectivo que casi me resisto a llamar feminista. A la postre, el movimiento pseudofeminista termina sobre todo perjudicando la causa que dicen defender. Leo en Rota al día: "El Colectivo Feminista Roteño pide al alcalde que concrete las actuaciones para rotular calles con nombre de mujer"; dicho de otra manera, hay que ponerle nombres de calles a mujeres solo por el hecho de ser mujeres, no porque hayan realizado algo importante. Es más, el mencionado colectivo exige ¡una ratio de mujeres en los nombres de calles!
Si estas colectivas hubieran propuesto dos decenas de nombres de mujeres relevantes para que rotularan calles roteñas, nada tendríamos que objetar (más bien que aplaudir). Pero no, el resorte que parece mover esta reivindicación es el porque yo lo digo. Suena a pataleta de niños mimados que se saben impunes. No ignoran que el viento sopla a su favor, y que ningún político se les puede oponer, so pena de ser calificado con el terrible anatema: ¡machista! La arrogancia del movimiento feminista, su desprecio por la lógica y su ignorancia de la historia y de la fisiología han logrado que muchos (yo diría que la mayoría) nos echemos a temblar cuando escuchamos esa palabra, feminista. Realizan, además, una inquisición ideológica diaria, contaminando todos los asuntos, buscando agravios, sintiéndose frustradas si no los hay.
Sobre todo me fascina lo de la ratio. Hace unos años, y por motivos que no hace al caso y que no detallo para no descubrirme, acudí a una serie de charlas realizadas por mujeres con cargos importantes en la Junta de Andalucía. Era la época en la que el PSOE comenzaba a tratar de que en los altos cargos existiera paridad de sexos (lo de géneros es un anglicismo un pelín hortera). Pues bien, y voy a tratar de decirlo suavemente, lo más me llamó la atención de aquellas altos cargos (¿debería decir altas cargas?) de nueva hornada fue su incapacidad. La mayoría eran mujeres de inteligencia y conocimientos limitados, a mi entender, poco apropiadas para desarrollar los puestos que desempeñaban, y cuyo único mérito para estar allí era el de ser mujeres.
No sé, lo mismo soy un anticuado que cree que lo fundamental para lograr algo son los méritos y no las recomendaciones (pues no es otra cosa esta petición de ratios), o tal vez, y lo digo sin ironía, esta estupidez que nos inunda sea un paso necesario para lograr la igualdad. Pudiera ser, y entonces bienvenida fuera. En todo caso, hay algo que me irrita particularmente del movimiento feminista o pseudofeminista, y es su absoluta intolerancia, su arbitrariedad, su negativa a discutir (si no piensas lo que yo eres un asqueroso machista), su insólita prepotencia, y su preferencia por el despotismo que ellas se imaginan ilustrado, o sea, vas a pensar lo que yo quiero que pienses y te vamos a obligar por medio de las leyes.
A veces (debería decir, a menudo) se me ocurre que uno de los efectos más destacados de la prosperidad que disfruta el mundo occidental desde hace varias décadas es la gilipollización masiva de las nuevas generaciones. No sé yo si compensa.












Por quién puñetas doblan las campanas | Viernes, 18 de Agosto de 2017 a las 22:54:15 horas
Al lío.
Tal vez sí deberíamos llamar infantilismo al dar una opinión sin información alguna sobre el tema. No se exige el poner un simple nombre del sexo femenino a una calle (ya que veo que la palabra género no agrada) sino el remarcar algunas personalidades de este sexo que han sido importantes.
Dado que usted y las demás personas han dado su opinión supongo que sabrán de una moción en la que se aprobó dar nombres de mujeres de las características susodichas a algunas calles de nuestra localidad, lo que debería ser algo de lo que sentirnos orgullosos.
Creo que a todos nos gustaría que al pasear con nuestros hijos por las calles si muestran curiosidad por la persona cuyo nombre lleva esa calle no sólo conozcan logros masculinos.
Si usted quieres meter el tema de la política, creo que deberíamos tener en cuenta que precisamente en ese ámbito, tomando como ejemplo a nuestro presidente, la capacidad intelectual no es lo que más destaca.
Al contrario que usted yo no tengo ese pensamiento de que las nuevas generaciones que destacan por esfuerzo y trabajo por conseguir notas exageradas para poder optar a una carrera no son características de la gilipollez masiva que usted prevé.
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