Carlos Roque Sánchez
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FUMAR O NO FUMAR
Ésta es la cuestión. Y cada cual es libre de escoger la opción que desee. No en vano, a nadie escapa que tras ella subyace un elemental principio de libertad: el que tiene cada individuo de perder su salud en la forma que considere más conveniente. Aunque eso sí, sin olvidar que para que se trate de un auténtico ejercicio de libertad, para que sea una innegable opción, se debe estar bien informado. Se ha de tener suficiente conocimiento sobre lo que se va a elegir. Es una condición ‘sine qua non’, ésta de la información que, por otro lado, debe ser próxima y comprensible.
Lo de la proximidad sí parece que lo cumplen las autoridades sanitarias encargadas del asunto. En el mismo paquete de tabaco -como caballo de Troya nicotínico- ya nos mandan el extracto informativo. De la comprensibilidad, la verdad, no se puede decir lo mismo, yo al menos no estoy tan seguro. Vamos, que no me resulta comprensible. Verán por qué.
Hasta no hace mucho tiempo el mensaje sanitario decía: “Las Autoridades Sanitarias advierten que el tabaco perjudica seriamente la salud”. Y resulta que ya en el principio me pierdo. Donde dice “las Autoridades Sanitarias advierten que”, ¿qué pretenden decir en realidad? ¿Que se han dado cuenta de lo que viene a continuación, o que nos avisan de ello? Advierten que, o advierten de que. Les apunto esto del principio del texto, pero es que del final tampoco me entero ¿Qué significa “perjudica seriamente...”? ¿Acaso el pronóstico de serio es una nueva categoría que añadir a los de grave, leve y reservado? ¿Se puede perjudicar uno jocosamente?
Últimamente parece que está cambiando la forma del mensaje. Empezaron con el estilo. Es como más literario, con marcada tendencia de esquela o mortuoria. Lo digo por lo que de aviso de la muerte de una persona tienen. En fin. Y continuaron con un estilo gráfico, ilustrando las cajetillas con imágenes desgarradoras. Como no estoy muy convencido de que una imagen valga más que mil palabras, no sé si el cambio resultará conveniente como medio y, útil como fin. Ya veremos. Démosle tiempo al tiempo.
Pero también se están produciendo cambios en el fondo. En líneas generales ha aumentado la información pública sobre los componentes del tabaco y esto, sí es seguro que resulta útil y conveniente. Cómo no va a ser conveniente saber que en el humo del tabaco puede haber cerca de cinco mil (5000) sustancias, de las que sólo conocemos la cuarta parte, y resulta que son todas nocivas para el organismo. Empezando por la más fácil de identificar y, por tanto, conocida, la nicotina. Un alcaloide culpable de la fuerte adicción al cigarrillo y tan potente como la cocaína o la heroína.
Con todo, no es la peor de las sustancias pues en el humo del tabaco hay también, entre otras: Amoníaco, el compuesto de los productos de limpieza. Arsénico, un veneno contenido en los raticidas. Butano, conocido combustible doméstico. Cianuro, empleado en la cámara de gas. Metano, combustible utilizado en cohetes espaciales. Monóxido de carbono, gas presente en el humo de escape de los coches y las calderas defectuosas. Un compuesto mortal en concentraciones altas, y tóxico en dosis bajas, pues bloquea a la hemoglobina, impidiendo el transporte de oxígeno a nuestras células. Por suerte, el cuerpo humano es capaz de eliminarlo de forma rápida, por lo que muchas de las personas que dejan de fumar se sienten, al poco tiempo de hacerlo, más ligeros, con más energía.
Alquitrán, sustancia aceitosa marrón-amarillenta encargada de llevar la nicotina y demás productos químicos del tabaco hasta nuestros pulmones. Es por así decirlo, el AVE en el que los tóxicos del cigarrillo viajan hacia nuestra sangre y la responsable de las manchas en dientes y manos de los fumadores, así como de que sus ropas y cabellos –y también de los que no fuman- se impregnen con ese fuerte y desagradable olor, por todos conocido.
No continúo por no cansar. Pocas dudas quedan sobre esta forma de consumir tabaco que es el cigarrillo. Se parece mucho a un inquietante y nocivo reactor químico que evacuara su detritus en nuestros cuerpos. Y les aseguro que no abundan los cuerpos -almacenes ambulantes a lo largo de sus vidas, de estos venenos- que hagan esta función de forma sana. De hecho las estadísticas muestran tozudamente, que son pocos los que lo resisten.
Pero eso sí, no deja de ser una opción personal. Nada que objetar por tanto, allá cada cual con el humo que inhala. La que ya no es una opción individual es la del no fumador. El que está obligatoriamente obligado a inhalar ese humo y perjudicarse de la misma forma que el fumador. Un nuevo dilema sobre el fumaque: ¿Se permite fumar o no?
CONTACTO: [email protected]
FUENTE: Enroque de ciencia





































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